Pan de limón con semillas de amapola - Cristina Campos

Pan de limón con semillas de amapola

Autor: Cristina Campos

Editorial: Planeta

Páginas: 416 

Precio: 20,50 euros

Sinopsis

Durante el invierno de 2010, en un pequeño pueblo del interior de Mallorca, Anna y Marina, dos hermanas que fueron separadas en su juventud, se reencuentran para vender una panadería que han heredado de una misteriosa mujer a la que creen no conocer. 

Son dos mujeres con vidas muy diferentes. Anna apenas ha salido de la isla y sigue casada con un hombre al que ya no ama. Marina viaja por el mundo trabajando como cooperante de una ONG. 

Mientras intentan desentrañar el secreto que encierra su herencia, tendrán que hacer frente a los viejos conflictos familiares, a la vez que intentarán recuperar los años perdidos. 

Esta novela es una historia sobre la amistad femenina, sobre secretos guardados y recetas de pan olvidadas. Pero, sobre todo, es la historia de unas mujeres que aprenden a decidir, con libertad, sobre su futuro.

Cristina Campos nace en Barcelona en 1975. Es licenciada en Humanidades por la Universidad Autónoma de Barcelona. Acaba sus estudios en la Universidad alemana de Heidelberg, donde también trabaja como coordinadora del Festival Internacional de Cine de dicha ciudad. Tras regresar a su país natal empieza su carrera laboral en el sector cinematográfico. Desde hace diez años, se dedica a la dirección de casting de largometrajes y series de televisión. Actualmente compagina su trabajo en el sector audiovisual con su pasión por la escritura. Pan de limón con semillas de amapola es su primera novela.

Mis impresiones

Las redes tienen, en ocasiones, esa capacidad de acercarnos a personas que llegan a convertirse en grandes compañeros de tu día a día. Yo he tenido la fortuna de encontrar a alguna de esa gente. La lectura de esta maravillosa historia debo agradecerla a Carol Irunesa de En tus libros me colé que, sabiendo las ganas que tenía de leer la novela, tuvo el detalle de enviarme su ejemplar.

Recientemente, he conocido que esta novela ha sido seleccionada en el Festival de cine de Berlín para realizar una adaptación cinematográfica. No pudo más que aclamar tan buena decisión.

Pan de limón con semillas de amapola es la historia de un reencuentro, el de dos hermanas que se verán las caras después de muchísimos años. Será una herencia inesperada la lo propicie, la de María Dolores Molí. Las hermanas Vega de Vilallonga llevan años sin contacto alguno. El fallecimiento de sus progenitores, la tensa relación entre Marina y Armando, el marido de Anna, y la incapacidad de esta última para enfrentarse a él motivaron la decisión de Marina de prescindir de cualquier tipo de comunicación. 

Las vidas de estas dos mujeres no pueden ser más diferentes. Aunque ambas nacieron en Mallorca, sus caminos se bifurcaron hace mucho. Anna se casó muy joven con Armando, un chico de buena familia, que rápidamente fue escalando posiciones hasta convertirse en un reconocido empresario mallorquín. Sus vidas transcurren entre reuniones sociales y paseos en barco, pero son contadas las ocasiones en las que ha salido de la isla. Desde las primeras páginas, sabremos que la vida de Anna es un auténtico escaparate. De su matrimonio sólo queda la fachada y las relaciones con su hija adolescente son bastante complicadas. Además, para colmo de males, las malas inversiones de Armando han llevado a la familia al borde de la ruina. Ante esta situación, los García Vega miran la herencia como una tabla de salvación y ansían liquidarla cuanto antes a fin de poder hacer frente a su delicada situación económica. 

Marina ha llevado una vida muy diferente desde que a sus catorce años sus padres decidieran enviarla a estudiar a Estados Unidos. Aunque la separación familiar a tan temprana edad le costó, con el tiempo, terminó sus estudios de ginecología en la Universidad de Perelman con un expediente académico impecable y, desde entonces, decidió dedicarse a los más necesitados trabajando como cooperante en Médicos sin fronteras, una ONG que la ha llevado por los rincones más recónditos del planeta. Desde hace varios años está en Etiopía donde se encuentra muy integrada con sus compañeros y comparte su vida con Mathias, un joven alemán diez años menor que ella. 

Aunque, a priori, tampoco Marina tiene un especial interés en mantener la panadería y, su intención es viajar a Mallorca para liquidar cuanto antes la herencia y volver a su trabajo en África, su motivación no es económica. Sin embargo, la vuelta a la isla que la vio nacer, la paz de Valldemossa y la calidez de su gente, que guarda un grato recuerdo de su benefactora, despertarán en ella una gran curiosidad por conocer las motivaciones que pudo tener esta señora, con la que no tienen ningún tipo de vínculo, para legarles su negocio. De esta forma, decidirá pasar una temporada en la isla antes de tomar una decisión, provocando un nuevo conflicto con su cuñado. 

Allí, en esta panadería, entre sacos de harina, hornadas de pan, charlas literarias y recetas de antaño nos sumergiremos en una entrañable historia de reencuentros, confidencias, secretos familiares, amores inolvidables, relaciones impuestas y sueños rotos.  

Pan de limón con semillas de amapola es una de esas historias de ritmo pausado que te conquistan con su sencillez y la calidez de sus personajes y es que está claro que, cuanto más cercanas sentimos las vidas de aquellos que se reflejan entre las páginas de un libro, más nos identificamos con ellos. No es una novela de grandes acontecimientos, es una novela de grandes sentimientos, de esos que calan y conmueven hasta pellizcarnos el corazón. En ella, las mujeres son las grandes protagonistas. Por un lado, tenemos a dos hermanas diametralmente opuestas, no solo en lo que al físico se refiere sino en su forma de enfocar la vida; una muy acomodada, acostumbrada a codearse con lo más selecto de la sociedad mallorquina, pero débil, sumisa, con poco carácter, alguien que ha sido durante toda su vida un títere en las manos de unos y otros; la otra una mujer con mucho más segura, comprometida con su trabajo y dispuesta a mejorar la calidad de vida de otros. Las dos tienen carencias afectivas, unas vienen de antaño, otras son más recientes, pero el encuentro de ambas las hará descubrir que en el lugar más imprevisto se pueden vivir momentos realmente únicos e irreemplazables y que nunca es tarde para retomar el pulso de nuestra vida y luchar por nuestra felicidad. Junto a ellas otras mujeres luchadoras, generosas y que aportan esa templanza y serenidad que proporcionan los años vividos. 

Aunque van a ser las dos hermanas las que se lleven el mayor peso de la historia, existen también personajes que merecen una especial mención como Mathias, la pareja de Marina, un hombre encantador y muy cabal, pese a la diferencia de edad existente entre ambos. Conquista por su calidez. Úrsula y Catalina, dos vecinas de la difunta Lola que abrirán su corazón a estas dos desconocidas que eligió María Dolores como herederas. Y cómo no, Antonio, un joven pescador que encarnará la integridad y la perseverancia en la lucha por los sueños. Frente a ellos, una galería de personajes vacíos y totalmente superficiales, gente de la que tan sólo cuando miramos desde la distancia, podemos concluir que son absolutamente prescindibles en nuestras vidas. 

La novela tiene una estructura de lo más original. Tras una presentación en la que se relata un acontecimiento muy doloroso para la familia, se sucederán ocho capítulos titulados y numerados, de larga extensión y precedidos de una receta, en los que retrocedemos en el tiempo hasta el momento en el que se conoce la noticia de la herencia. Así, conoceremos a cada una de las principales protagonistas de esta historia: Marina, en el desierto de Danakil, en Etiopía y Anna en su lujosa mansión en Mallorca.

La historia se desarrolla en la actualidad, en el año 2010, con algunos saltos al pasado para conocer la trayectoria de los protagonistas y aunque nos vamos a mover por diferentes escenarios, la mayor relevancia la adquiere la isla de Mallorca y, concretamente, Valldemossa, un pueblo tan idílico que despierta en el lector la necesidad de conocerlo. 

En definitiva, no puedo dejar de aclamar el debut literario de Cristina Campos con una novela que ha logrado emocionarme con una historia sencilla, llena de metaliteratura, cocida a fuego lento como el pan de limón con semillas de amapola, dotada de la fuerza y calidez de sus personajes cuyo escenario, Valldemossa, junto a sus habitantes se convierte en una auténtico remanso de paz.