27/1/22

El último amor de Baba Dunja - Alina Bronsky

 
Las arañas tejen telas diferentes y las cigarras y los pájaros cantan con más fuerza en el pueblecito al que ha decidido irse a vivir Baba Dunja. Se encuentra dentro de la zona de exclusión de Chernóbil y, tras haber sido abandonado, Baba Dunja y sus ancianos vecinos han construido allí un paraíso en el que pueden disfrutar de su vejez en libertad, acompañados de los espíritus de sus muertos y unos pocos animales. Se alimentan de las frutas y las verduras que cultivan, que nadie más se atreve a comer, beben agua de pozos que son analizados con interés y temor por los científicos que se acercan bien protegidos a visitarles, y no les preocupa de dónde vienen los vientos y las nubes que les rodean.
Alina Bronsky, con una escritura intensa, poética, llena de ingenio y de sensibilidad, nos regala una historia fascinante sobre una frágil comunidad que se enfrenta a la disolución cuando recibe la inesperada visita de un joven padre y su hija. Su presencia torcerá el destino de los miembros de esta comunidad ya que, desde la explosión del reactor nuclear, nadie en su sano juicio ha hecho que un niño vaya al pueblo.

FICHA DEL LIBRO

MIS IMPRESIONES


Aunque llevo unos meses alejada de este rinconcito, la dulce sensación que deja el poso de una buena historia me ha animado a contaros qué me ha parecido. 

Baba Dunja, una anciana de la que no llegaremos a saber su edad exacta, pero que intuimos casi nonagenaria (ella apostilla en varias ocasiones que ya no tiene ochenta y dos, como si aquel momento de su vida resultara ahora un tiempo glorioso) será al mismo tiempo narradora y protagonista principal de una entrañable historia sobre la grandeza del ser humano. 

La trama transcurre en Chernobo (Chernóbil), una ciudad fantasma, quince años después de la catástrofe producida por la explosión del reactor de la central nuclear. Allí vive Baba Dunja desde entonces. Pocos datos más son necesarios para pensar que nadie en su sano juicio decidiría habitar en aquella zona de muerte. Ella nos irá desgranando sus motivos y no cabe duda de que no está loca. 

En un escenario que de antemano se nos antoja aterrador, conoceremos el día a día de una reducida comunidad de vecinos, todos de una cierta edad, que después de la explosión, y haciendo caso omiso de alarmas y recomendaciones, deciden volver al que fuera su hogar. Y lejos de lo que pudiera parecer, es un lugar donde se respira paz y armonía: el porqué tendréis que buscarlo entre las páginas del libro.

Esta es una de esas historias de degustar a sorbitos, sin prisas. Algunas cosas se cuentan, otras se intuyen, y es especialmente recomendable para aquellos que disfrutan de las historias intimistas. El relato de Baba Dunja es sereno, como la vida a medida que cumplimos años, más aún en este lugar olvidado en el que, a pesar de lo que a priori se pudiera pensar, hay mucho que hacer: cultivar hortalizas, realizar las tareas domésticas, tomar el té con los vecinos e incluso recorrer a pie dos kilómetros hasta la parada de bus más próxima. 

Me ha gustado mucho conocer a esta entrañable y protectora mujer que necesitará poco tiempo para hacerse un hueco en nuestro corazón y dejarnos un poso de esperanza con la sabiduría de sus actos y su humanidad. Nos hablará del amor, de la familia, de la amistad, del declive del cuerpo, del trabajo bien hecho...Ella es uno de esos seres de luz que aunque no lo hayan tenido fácil llegan al final de sus días regalando generosidad y, creedme, cerraréis el libro con una sonrisa.   

Nota: Creo necesario aclarar que no es esta una historia sobre las consecuencias de la radiación. Este es un tema que está presente, lo es por el lugar elegido pero no es el centro de la trama.