28/10/22

Las lealtades - Delphine de Vigan

 
Una novela desgarradora sobre un niño que se evade bebiendo y unos adultos que tratan de encontrar un sentido a sus vidas. En el centro de esta novela hay un niño de doce años: Théo, hijo de padres separados. El progenitor, sumido en una depresión, apenas sale de su caótico y degradado apartamento, y la madre vive consumida por un odio sin fisuras hacia su ex, que la abandonó por otra mujer. En medio de esa guerra, Théo encontrará en el alcohol una vía de escape. A su alrededor se mueven otros tres personajes: Hélène, la profesora que cree detectar que el niño sufre maltrato a partir del infierno que vivió en su propia infancia; Mathis, el amigo de Théo, con el que se inicia en la bebida, y Cécile, la madre de Mathis, cuyo tranquilo mundo se tambalea después de descubrir algo inquietante en el ordenador de su marido... Todos estos personajes son seres heridos. Marcados por demonios íntimos. Por la soledad, las mentiras, los secretos y los autoengaños. Seres que caminan hacia la autodestrucción, y a los que acaso puedan salvar –o tal vez condenar definitivamente– las lealtades que los conectan, esos «lazos invisibles que nos vinculan a los demás (...) las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos. Son los trampolines sobre los que se despliegan nuestras fuerzas y las zanjas en las que enterramos nuestros sueños».


FICHA DEL LIBRO

MIS IMPRESIONES


Cuatro son ya los títulos que he leído de esta autora y si hay algo que le caracteriza es que nadie sale indemne de una de sus historias. Nada se opone a la noche la tenéis reseñada en el blog y podéis leer  mi opinión pinchando en el título. Basada en hechos reales, acabo de comprobar que no la publiqué, y la verdad no recuerdo la razón, supongo que la falta de tiempo, porque es una historia fantástica. Las gratitudes también es una novela maravillosa que leí hace unos meses en medio de una terrible crisis lectora y esa desgana que trajo consigo el periodo innombrable que hemos vivido. No la llegué a reseñar pero quizá le haga una relectura y me anime a deciros mi opinión. De momento, os cuento brevemente qué me ha parecido Las lealtades. 

Volver a Delphine De Vigan es saber de antemano que una se adentra en terreno pantanoso, y que a buen seguro necesitará una bombona de oxígeno a medio camino. Pese a todo, este es un juego donde todos ganan, y ella sabe recompensarte. Y engancharte con su capacidad para pintar con palabras lo mejor y lo peor del ser humano. 

No sabía bien qué esperar de este título porque, además, con esta autora me suelo lanzar de cabeza a la piscina sin leer la sinopsis, pero una reseña que leí hace poco sirvió para elegirla: sabía que sería durilla pero no cuánto. Qué duda cabe que la lealtad, a priori, es algo bello, que refleja honestidad y confianza plena. Hay por ahí una frase que dice algo así como que 𝘓𝘢 𝘭𝘦𝘢𝘭𝘵𝘢𝘥 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘢𝘭𝘭𝘦 de doble sentido, quien te la pide debe dártela a su vez, pero ¿qué ocurre cuando la exigimos o la esperamos de un desigual? ¿Tenemos siquiera derecho a ello?

La historia de Théo es demoledora: la de un niño con doce años al borde del abismo. Y es que bebe. Bebe a escondidas y en compañía de su amigo Mathis, y nadie parece reparar en ello. Eso sí, algunos ven en él un comportamiento extraño, aunque ni por asomo imaginan cuál es el fondo del asunto. 

Delphine de Vigan es muy concisa. La mayoría de sus historias, al menos las que yo he leído, son breves. Con doscientas páginas es capaz de dejarte destrozada. En esta solo necesita un párrafo inicial para ponerte la soga al cuello. La tensión es límite aunque no es esta una novela donde todo pase muy deprisa, es solo que todo es desolador y desde la primera página se masca la tragedia. A partir de ahí ya no puedes parar de leer con ese nudo en la garganta que no te suelta hasta el desenlace. Sabe abordar la complejidad de las relaciones humanas: las de pareja, las familiares, las secuelas de actos presentes y pasados y el papel tan crucial que ejercen los educadores. 

Es una novela brutal, terrible, impactante y a la vez no puedo dejar de recomendar su lectura. Cada cual decide. Eso sí, si la leéis, contadme. Me gustará contrastar opiniones. 


27/1/22

El último amor de Baba Dunja - Alina Bronsky

 
Las arañas tejen telas diferentes y las cigarras y los pájaros cantan con más fuerza en el pueblecito al que ha decidido irse a vivir Baba Dunja. Se encuentra dentro de la zona de exclusión de Chernóbil y, tras haber sido abandonado, Baba Dunja y sus ancianos vecinos han construido allí un paraíso en el que pueden disfrutar de su vejez en libertad, acompañados de los espíritus de sus muertos y unos pocos animales. Se alimentan de las frutas y las verduras que cultivan, que nadie más se atreve a comer, beben agua de pozos que son analizados con interés y temor por los científicos que se acercan bien protegidos a visitarles, y no les preocupa de dónde vienen los vientos y las nubes que les rodean.
Alina Bronsky, con una escritura intensa, poética, llena de ingenio y de sensibilidad, nos regala una historia fascinante sobre una frágil comunidad que se enfrenta a la disolución cuando recibe la inesperada visita de un joven padre y su hija. Su presencia torcerá el destino de los miembros de esta comunidad ya que, desde la explosión del reactor nuclear, nadie en su sano juicio ha hecho que un niño vaya al pueblo.

FICHA DEL LIBRO

MIS IMPRESIONES


Aunque llevo unos meses alejada de este rinconcito, la dulce sensación que deja el poso de una buena historia me ha animado a contaros qué me ha parecido. 

Baba Dunja, una anciana de la que no llegaremos a saber su edad exacta, pero que intuimos casi nonagenaria (ella apostilla en varias ocasiones que ya no tiene ochenta y dos, como si aquel momento de su vida resultara ahora un tiempo glorioso) será al mismo tiempo narradora y protagonista principal de una entrañable historia sobre la grandeza del ser humano. 

La trama transcurre en Chernobo (Chernóbil), una ciudad fantasma, quince años después de la catástrofe producida por la explosión del reactor de la central nuclear. Allí vive Baba Dunja desde entonces. Pocos datos más son necesarios para pensar que nadie en su sano juicio decidiría habitar en aquella zona de muerte. Ella nos irá desgranando sus motivos y no cabe duda de que no está loca. 

En un escenario que de antemano se nos antoja aterrador, conoceremos el día a día de una reducida comunidad de vecinos, todos de una cierta edad, que después de la explosión, y haciendo caso omiso de alarmas y recomendaciones, deciden volver al que fuera su hogar. Y lejos de lo que pudiera parecer, es un lugar donde se respira paz y armonía: el porqué tendréis que buscarlo entre las páginas del libro.

Esta es una de esas historias de degustar a sorbitos, sin prisas. Algunas cosas se cuentan, otras se intuyen, y es especialmente recomendable para aquellos que disfrutan de las historias intimistas. El relato de Baba Dunja es sereno, como la vida a medida que cumplimos años, más aún en este lugar olvidado en el que, a pesar de lo que a priori se pudiera pensar, hay mucho que hacer: cultivar hortalizas, realizar las tareas domésticas, tomar el té con los vecinos e incluso recorrer a pie dos kilómetros hasta la parada de bus más próxima. 

Me ha gustado mucho conocer a esta entrañable y protectora mujer que necesitará poco tiempo para hacerse un hueco en nuestro corazón y dejarnos un poso de esperanza con la sabiduría de sus actos y su humanidad. Nos hablará del amor, de la familia, de la amistad, del declive del cuerpo, del trabajo bien hecho...Ella es uno de esos seres de luz que aunque no lo hayan tenido fácil llegan al final de sus días regalando generosidad y, creedme, cerraréis el libro con una sonrisa.   

Nota: Creo necesario aclarar que no es esta una historia sobre las consecuencias de la radiación. Este es un tema que está presente, lo es por el lugar elegido pero no es el centro de la trama.