Esplendor
Autor: Margaret Mazzantini
Editorial: Seix Barral
Páginas: 384
Precio: 18,50 euros
Sinopsis
¿Llegará el día en el que tengamos el coraje de ser nosotros mismos?
Ésta es la pregunta que se plantean los dos inolvidables protagonistas de esta novela.
Dos niños, dos hombres, dos increíbles destinos. Uno es intrépido e inquieto; el otro, sufrido y atormentado. Una identidad hecha pedazos que es necesario recomponer.
Una conexión absoluta que se impone, la hoja de un cuchillo en el filo del precipicio de toda una existencia.
Guido y Constantino se alejan, kilómetros de distancia los separan, establecen nuevas relaciones, pero la necesidad del otro se resiste en aquel primitivo abandono que los lleva a ellos mismos al lugar en el que descubrieron el amor. Un lugar frágil y viril, trágico como la negación, ambicioso como el deseo.
Margaret Mazzantini, actriz y escritora italiana, nació en Dublín y vive en Roma. Entre sus novelas destacan Il catino di zinco (1994), galardonada con el Premio Selezione Campiello y el Premio Rapallo-Carige; Manola (1999); No te muevas (2001), ganadora del Premio Strega 2002, el Premio Grinzane Cavour, el Premio Città di Bari y el Premio Zepter en París, y adaptada al cine en 2004 por Sergio Castellitto con Penélope Cruz en el rol protagónico; La palabra más hermosa (2008), Premio Campiello 2009, también adaptada al cine por Sergio Castellitto y con Penélope Cruz como protagonista; Nadie se salva solo (2011), que ocupó los primeros puestos de las listas de más vendidos durante ocho meses, y Mare al mattino (2011), su último gran éxito, también de próxima publicación en Alfaguara. Ahora regresa con Esplendor.
Mis impresiones
Hoy os traigo al blog una de las historias más complicadas de reseñar a las que probablemente me toque enfrentarme. Esta novela supone mi primer acercamiento a la prosa de una autora con la que estoy segura volveré a encontrarme de nuevo; una novela que me ha costado muchísimo pero que finalmente ha desbordado todas mis expectativas. Sencillamente impresionante.
Cómo duele a veces el amor y, pese a todo, qué bonito es y cómo lo cuenta Mazzantini. Qué poco tiene que ver el sexo de quienes lo protagonizan, pero cuánto han influido tiempos pasados en determinadas relaciones. Mujer-hombre, hombre-hombre, mujer-mujer, ¿qué importancia tiene eso? En esta ocasión Mazzantini se mete en la piel de dos hombres para contarnos una de esas historias tan intensas que te desgarran por dentro; un amor con mayúsculas, como pocos: grande, prohibido y secreto al que sus protagonistas tratan de enterrar pero que, lejos de apagarse, se refuerza con el tiempo y les arrastra con una fuerza a la que es imposible resistirse.
Guido y Constantino crecieron juntos en el mismo edificio, pero sus circunstancias y sus caracteres no podían ser más diferentes; mientras el primero pertenecía a una familia acomodada, Constatino creció en un mundo donde las carencias y el sacrificio marcaban el día a día de su familia. Era el hijo del portero y vivía en un bajo con poca ventilación en el que los roedores campaban a sus anchas y los juguetes brillaban por su ausencia. Con no pocos esfuerzos, su familia logró darle una educación, y todas esas dificultades con las que le tocó lidiar de pequeño hicieron de él un niño fuerte; un carácter que contrasta con la fragilidad y la timidez de Guido al que la soledad en la que creció, con un padre volcado en su trabajo y una madre que vivía para sus actos sociales y a la que él nunca dejó de adorar y extrañar, provocarán una herida que no parará de sangrar.
Nos va a mover Mazzantini a lo largo de casi cincuenta años en la vida de estos protagonistas; una historia que arranca en los años setenta en Italia y que también contará con otro escenario de peso: Londres. Será largo el periplo de Guido y Constantino, desde que en plena adolescencia tomaran conciencia de su homosexualidad y trataran de esconderla. Un rechazo, el propio y el ajeno, que les perseguirá a lo largo de toda su vida, que les provocará un dolor que les desangrará y que la autora logra transmitir fielmente al lector. Una novela en la que sus protagonistas se convierten por momentos en dos fieras que nunca terminan de saciar su sed.
Esplendor es una novela brutal, una narración intimista de esas que te calan en lo más hondo. Es imposible no resaltar la fuerza narrativa de la autora y esa capacidad para trasladar al lector la intensidad de las emociones que aborda, sin embargo, no la considero una novela apta para cualquiera. De hecho, a mí me ha costado al principio hacerme con esa prosa demasiado revirada. No ha sido hasta llevar unas sesenta páginas leídas cuando la historia ha conseguido captar mi atención para, posteriormente, atraparme por completo.
Hay que tener en cuenta que la prosa de Mazzantini está plagada de metáforas, llena de sensibilidad, es muy rica en descripciones y se alternarán los cambios de ritmo, llevándonos por una montaña rusa de emociones; capítulos muy ágiles, intensos, llenos de amor, lujuria y desenfreno se alternarán con otros mucho más líricos e incluso barrocos.
Serán dos voces narrativas las que se alternen, con un predominio de la de Guido en primera persona, que nos contará su visión particular de esta tormentosa relación en la que él acaparará el protagonismo y será el que conoceremos mucho mejor. A Constantino le conoceremos de una forma muy subjetiva a través de los ojos de Guido. Dos personajes que se desnudan ante el lector a través de numerosos encuentros y despedidas y que experimentarán un crecimiento personal que pasará por la negación de su sexualidad, la búsqueda desesperada del otro, el rechazo y la aceptación de sí mismos. Junto a ellos un elenco de secundarios de los que habría que decir que alguno es absolutamente brillante.
En resumen, Esplendor es una novela narrada de forma exquisita, que logra transmitir al lector todo un torbellino de emociones a través de la lucha interna a la que se enfrentan unos protagonistas que, tratando de huir de sí mismos, no encuentran en su camino más que dolor. Si os pica un poco la curiosidad, animaos con ella. Yo he descubierto a una autora que me ha emocionado como pocas.