El síndrome E
Autor: Franck Thilliez
Editorial: Destino
Páginas: 571
Precio: 21 euros
SINOPSIS
Un hecho muy extraño altera el verano de la teniente de la policía de Lille LucieHennebelle: un ex amante suyo se ha quedado ciego cuando visionaba un cortometraje que acababa de comprar al hijo de un coleccionista recientemente fallecido. Una película, muda, anónima, con un toque malsano, diabólico y enigmático. A trescientos kilómetros de distancia, el comisario FranckSharko, de la policía criminal, acepta volver al servicio bajo la presión de sus jefes, tras haber abandonado el departamento. Se han hallado cinco cadáveres a dos metros bajo tierra que resultan imposiblesdeidentifi car, ya que tienen las manos cortadas, la cabeza abierta y cerebro, dientes y ojos extraídos. Al tiempo que Lucie descubre los horrores que oculta la película, una misteriosa llamada le informa de la relación entre el filme y la historia de los cinco cadáveres, y hace que Lucie y Sharko, dos seres absolutamente distintos, y quizás por ello tan cercanos, se encuentren para investigar lo que parece el mismo caso.
FRANCK THILLIEZ
Estudió Ingeniería Informática y trabajó durante varios años para la multinacional Sollac Dunkerque, hasta que en 2005 decidió dedicarse por completo a la literatura.
Thilliez ha practicado desde sus inicios el género negro, dentro de la variante europea conocida como polar. Sus primeras novelas fueron bien acogidas pero el éxito le llegó con su tercer libro, La Chambre des morts, con el que recibió los premios Quais du polar y el SNCF al mejor polar francés. Desde ese momento, Thilliez decidió dedicarse a la literatura y ha publicado obras tan conocidas como El ángel rojo, Gataca, Atomka o Paranoia.
Además, Thilliez ha sido guionista y en 2007 La Chambre des morts fue llevada al cine por el director Alfred Lot.
MIS IMPRESIONES
De Franck Thilliez solo había leído Paranoia, una novela que me encantó y me animó a hacerme con un ejemplar de Latidos, su última novela. Fue al llegar esta última a mis manos cuando descubrí que, para poder disfrutarla plenamente, era condición sine qua non leer antes, como mínimo, tres de las cinco novelas que la preceden: El síndrome E, Gataca y Atomka. Sabios consejos los de mis queridas amigas blogueras y una excelente lectura la que se ha cruzado en mi camino.
Lucie Hennebelle, brigada de policía de treinta y siete años, afronta sus vacaciones atendiendo a un virus gastrointestinal que tiene postrada a una de sus gemelas en el hospital de Lille. La llamada de un antiguo amante complicará aún más su atípico descanso. Ludovic, un cinéfilo empedernido, ha perdido la vista tras la proyección un antiguo cortometraje, que adquirió a precio de ganga al hijo de un coleccionista de cine recientemente fallecido. La curiosidad hará que Lucie decida ver la película y, tras el desasosiego que le producen las imágenes que en ella se reproducen, decide investigar el asunto. Será una llamada de teléfono la que la lleve a conectar esta historia con otra investigación que se está llevando a cabo en otro lugar de Francia.
En otro hilo argumental conoceremos al comisario Franck Sharko, un psicólogo criminalista que, tras un tiempo retirado, es requerido por sus superiores para la resolución de un caso complejo. En la la alta Normandía han aparecido enterrados cinco cadáveres con graves signos de violencia: los cráneos han sido serrados con una sierra de precisión quirúrgica, las manos amputadas y les han extraído ojos, cerebro y dientes.
Difícil es hablar de un thriller sin caer en tópicos o evitando usar esas palabras tan trilladas como absorbente, adictiva o similares. Hablemos de Thilliez: un autor que sabe como captar la atención. Lo hace sin preámbulos, a tumba abierta, nunca mejor dicho en este caso. En un par de páginas consigue ponerte los ojos como platos y pegarte el libro a las manos dondequiera que te encuentres, haciéndote olvidar todo y todos cuanto te rodean para ponerte al servicio de su historia. A mí me dejó debajo de un parasol a punto de derretirme, elucubrando qué podría originar que una persona perdiera la visión tras la proyección de una película y qué tipo de desalmado es capaz de extraer el cerebro, los ojos y los dientes a cinco personas. Y sobre todo por qué y con qué objetivo. Ya me tenía en el bote.
Hilar fino es solo una pista de lo que hace este autor con una potentísima historia que nos mueve por escenarios tan dispares como Francia, Egipto, Bégica o Canadá, en la que ficción y realidad se dan la mano, combinando una interesantísima parte científica en la que conoceremos del poder de las imágenes sobre nuestro cerebro con otro hilo que nos remonta a unos escalofriantes acontecimientos que forman parte de la historia de Canadá, absolutamente desconocidos para mí . Infinidad de giros, abundantes diálogos, desasosiego y tensión sin límites serán algunos de los ingredientes con los que se adereza esta historia.
No cabe duda alguna que todas las grandes novelas tienen su base en la fuerza de sus personajes y ahí es justamente donde Thilliez lo borda, y lo hace poniendo en escena a dos profesionales de carne y hueso; dos personas sobradamente preparadas pero que debido a su experiencia y sus años arrastran muchas vivencias, algunas más oscuras que otras. A pesar de todo, tratan de seguir adelante,conviviendo día a día con sus fantasmas. El caso de Sharko es sencillamente brutal; un hombre de primeras un tanto seco, pero un personaje con garra donde los haya, que encarna el tesón en el desempeño de tu trabajo. Un trabajo, que al igual que en el caso de Lucile es el motor de su vida y que es para ambos casi una droga. Aquejado de esquizofrenia paranoide, Frank no tiene una vida fácil, situación que no le impide ser un gran profesional dedicado al trazado de perfiles psicológicos. Veremos como estas dos personas con vidas tan dispares encuentran un nexo común en la pasión por el desempeño de su trabajo, y tanto su faceta profesional como la esfera privada, cada uno de ellos nos deparará momentos muy interesantes.
En definitiva, El síndrome E es un thriller con mayúsculas, de esos que dejan huella y te fidelizan con un autor. Una historia cuyo cierre te deja tan boquiabierto que no puedes más que pensar en cómo sacar un hueco libre para reencontrarte con Sharko y Lucile.