El detective Tony Roures, cínico y sentimental, recibe de madrugada la visita de un viejo amigo, Alberto Llorens, un fotógrafo al que creía felizmente casado con una rica empresaria de Castellón. La triste realidad, según le cuenta, es que tiene problemas conyugales y se ha convertido en un asiduo del club de alterne más famoso de todo el Levante español.
Allí conoció a Blessing, una joven nigeriana, atada a una organización de trata por la deuda del viaje y un ritual de vudú. Tras ser chapuceramente operada de un cáncer de mama, se convierte en «mercancía estropeada» y es asesinada. Es entonces cuando Llorens recibe amenazas y, asustado, busca a Roures. Este comienza una peligrosa investigación que revelará una trama criminal de trata de mujeres de inusitada crueldad.
MIS IMPRESIONES
A menos de cinco centímetros fue la primera entrega de esta
serie de novela negra protagonizada por el antiguo corresponsal de guerra Antonio
Roures, ahora convertido en detective privado. La mala suerte, la segunda de la
saga, vino a demostrar que esta autora
en esto del género negro se mueve como pez en el agua y me fidelizó totalmente
con la serie. La chica que no supiste amar es la última novela publicada y de
la que os vengo a hablar hoy. Si bien son títulos independientes y tramas que
nada tienen que ver entre sí, sí que hay un protagonista cuyas vivencias
personales iremos conociendo a través de las sucesivas entregas, por lo que os recomiendo
leer en orden.
La chica a la que no supiste amar comienza fuerte. En un
club de alterne, una joven prostituta, a la que le han extirpado los pechos, es
asesinada de un tiro. En otro hilo, Alberto Llorens, un antiguo compañero de
Roures, se persona una noche en el portal de este para para pedirle ayuda en un
asunto bastante turbio: al parecer, Llorens, casado con la hija de un
importante empresario castellonense, está atemorizado por ciertas amenazas
recibidas y relacionadas con el vudú. Y es que el buen señor, por decir algo, no
solo se ha dedicado en los últimos tiempos a frecuentar prostíbulos, sino que
además se ha encaprichado con una chica nigeriana del Cocoa, el club más famoso
de Castellón, a la que han asesinado tras extirparle los pechos como
consecuencia de un cáncer de mama.
Aunque penséis que os he contado mucho, este no es más que
el punto de partida de una historia muy oscura que sirve a la autora para poner
sobre el mantel una de las lacras más complejas de erradicar en este y otros
tantos países: la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Concretamente,
vamos a conocer el drama de las mujeres nigerianas. Y aunque la trata de mujeres
es un tema de sobra abordado en literatura, la procedencia de las chicas, y todo
aquello relacionado con las deudas que adquieren y las presiones a las que se
ven sometidas por parte de los proxenetas está muy bien abordado en la
historia, dando a conocer con total claridad el funcionamiento de la red desde
el origen al destino, pero sin restar un ápice de agilidad a una novela que
engulles casi sin darte cuenta y cuyos escenarios principales son Castellón y Madrid.
La prosa cuidada de la autora, esa forma de conjugar temas
de actualidad con intrahistorias personales muy veraces, de moverse entre el presente y el pasado para darnos a conocer mejor a Roures, aderezarlo con grandes dosis de
música, un personaje con mucho carisma, y esa aparente ligereza con la que uno
se va empapando de una trama que, como en ocasiones anteriores, se ve
enriquecida por otra serie de subtramas que la integran y la dotan de muchísimo
jugo son las bazas que funcionan tan bien a Marta Robles, atrapándote por
completo con cada nueva entrega.
El alma de la novela, o el hilo conductor de la trama es sin
duda el detective Roures, un sexagenario curtido en mil batallas que, aun aparentando
ser inmune a todo, no está exento de altibajos personales. Y a mí me gusta cada
vez más ese Roures de las mil caras: el
cínico, el jocoso, incluso el vulnerable. De los demás creo que es mejor decir
poco o nada y que sea el lector el que escarbe a golpe de página en sus vidas.
Adicciones, proxenetismo, vudú, prostitución, infidelidades,
ansias de poder y mucho más se darán la mano en La chica a la que no supiste
amar; una novela de ritmo endiablado que, sin embargo, deja poso para muchas
reflexiones. Os animo sin dudarlo a seguir esta saga, os va a encantar. Y yo,
que pensaba que estaba ante una trilogía, creo que tendremos Roures para rato.