Bienvenidos, los que hayan conseguido pasar, a esa nueva fase de la nueva normalidad. Escalofríos da solo la palabra, pero dicen que uno nunca sabe lo que es capaz de soportar; supongo que nos adaptaremos. Yo me quedé atrapada en el cero, que por cero es cero, y en esa línea se me dio la semana pasada: no leí nada. La cabeza no ayuda mucho en estos días, pero el libro que tenía entre mano tampoco fue buen aliado. Ya he cogido otro con más garantías (al menos eso me dice Inés de La huella de los libros) para resarcirme: El olor del bosque de Hélène Gestern. Y os puedo decir por lo poco que llevo leído que este sí que promete. Como es un libro que tiene casi 800 páginas y, aparte de leer y trabajar, me estoy permitiendo la única licencia diaria que me conceden por el momento, coger la bicicleta cada tarde, creo que voy bien servida. También intentaré sacar alguna reseña, aunque eso está por ver. Os dejo la fotito del fichaje y ojalá algún día podamos retomar nuestras rutinas en un mundo más amable, más humano y menos malo, como canta María Jiménez.
Y, vosotros, ¿qué leéis?