Patricia Brent, solterona
Autor: Herbert George Jenkins
Editorial: d'Epoca
Páginas: 290
Precio: 24,90 euros
Sinopsis
Nos encontramos en Londres durante la Primera Guerra Mundial. La joven Patricia Brent trabaja como secretaria de un político y se aloja en Galvin House, una casa de huéspedes en la que reside junto a una diversidad de singulares inquilinos con los que comparte cena cada noche. Un buen día la joven escucha una conversación entre dos chismosas de la pensión, en la que «lamentan» que no tenga pretendientes. Sintiéndose humillada, en un momento de ira la joven anuncia que ha recibido una invitación de su prometido para cenar al día siguiente en un restaurante. Nada extraño, si no fuera porque no existe tal prometido, ni espera tenerlo en un futuro cercano.
Herbert G. Jenkins (1876-1923)
Escritor y editor inglés reconocido principalmente por sus novelas humorísticas, entre las que destacan «Patricia Brent, solterona» (1918) y«Bindle: Some Chapters in the Life of Joseph Bindle» (1916).
Otro personaje marcó también su trayectoria como autor: Malcolm Sage, un agente de la inteligencia británica durante la Primera Guerra Mundial que, reconvertido en detective, desempeñará labores de investigación.
Jenkins demostró buena mano para escribir historias con sentido del humor, pero también para reconocerlas; no en vano fue el editor de P. G. Wodehouse, uno de los maestros de este género que nos ha dejado personajes inolvidables como Bertie Wooster y su particular mayordomo, Jeeves.
Mis impresiones
Herbert G. Jenkins, a través de una historia de lo más divertida con ciertos tintes románticos realiza una crítica feroz a la sociedad londinense de la época. Temas como la hipocresía, las apariencias, la importancia de estar emparentados con tal o cuál persona de cierto estatus social así cómo la necesidad de las mujeres de encontrar un marido a temprana edad como única vía de aceptación y ascenso en la sociedad son algunos de los temas que se tratan entre las páginas de esta novela.
Acercarse a las nueva publicaciones de Editorial d’Epoca es siempre una maravilla. Sus preciosas ediciones suelen venir con la garantía adicional de unas obras muy bien escogidas, que, además del placer de tener en nuestras manos ediciones tan cuidadas, suelen proporcionar unas estupendas lecturas.
En esta ocasión nos trasladamos hasta Londres en el año 1918 para conocer a Patricia Brent, una joven de veintitrés años que reside en la pensión Galvin. Patricia trabaja como secretaria de un político en ascenso y no tiene mayor interés ni en los hombres ni en el matrimonio. Su pasión son los libros y no cuenta con más parientes vivos que una tía solterona y entrometida de la que huye como si fuera la peste. Es una joven espontánea e inteligente, que se toma muy en serio su trabajo. A pesar de su juventud, en la sociedad de la época, el hecho de no tener ningún pretendiente a la vista la encasilla como solterona y ese sambenito es casi lo peor que le puede ocurrir a una mujer. Cansada de escuchar murmullos a sus espaldas decide urdir un plan para acallar todos los rumores: comenta entre los huéspedes de la pensión Galvin que al día siguiente tiene una cita con su prometido en restaurante del hotel Quadrant. Con lo que no cuenta Patricia es con que un par de huéspedes de la pensión la sigan hasta dicho restaurante, pero si algo tiene esta joven es arrojo y, cuando se ve entre la espada y la pared, no duda en sentarse a cenar con un joven militar que está sólo y al que confiesa su aprieto, suplicándole que le guarde el secreto. Esta travesura que, en principio, idea la joven sin pensar en las consecuencias, dará lugar a un divertidísimo enredo que hará que las páginas de la novela vuelen entre nuestras manos y nos arranquen no pocas carcajadas.

Se servirá Jenkins de una serie de personajes de lo más variopintos entre los que no dejará títere con cabeza: el protagonismo principal lo ostenta Patricia Brent, una joven de la que conoceremos sus orígenes, su trayectoria profesional, su inteligencia, su tesón y su particular forma de abordar la vida aunque tampoco ella estará exenta de prejuicios y tiene mucho que aprender. Junto a ella encontraremos a la señorita Wangle, sobrina nieta de un obispo fallecido, un mujer con lengua viperina que se ampara en su parentesco con el obispo para cualquiera de sus tejemanejes, el señor Bonsor, un político bonachón y pusilánime con el que trabaja Patricia, que no es más que un títere en manos de la víbora de su mujer, Ettie, un ser de lo más despreciable que busca su reconocimiento social a través de su marido. En palabras de su propio padre: " Ettie es tan ambiciosa que es casi un alivio para mí haber conseguido casarla". El señor Triggs, padre de Ettie, un viudo de lo más campechano que se hace con nuestro cariño y con la inestimable amistad de Patricia. El teniente coronel Bowen, un militar al que Patricia asalta literalmente en el restaurante asador del Quadrant y con el que viviremos unos momentos de lo más ocurrentes.
No sé por qué razón, a la mayoría de la gente, le cuesta acercarse a los clásicos, quizá porque asocien este género con una lectura mucho más seria, de mayor nivel de exigencia o incluso aburrida. Creo que esta novela podría ser una buena elección para aquellos que tengan estas reticencias y quieran iniciarse con ellos; encontrarán en ella una lectura original, fresca y francamente divertida.
Patricia Brent, solterona es una novela ambientada en los últimos años de la Primera Guerra Mundial, sin embargo, su trama está absolutamente centrada en la rocambolesca historia historia en que se ve envuelta esta joven londinense y apenas encontraremos algún dato referido al conflicto bélico.
En resumen, no puedo dejar de aconsejaros esta novela clásica con la que a buen seguro pasaréis unas horas de lo más entretenidas. Recordad, editorial dÉpoca es siempre una garantía. Si a una edición cuidada añadimos un hilarante historia que satiriza a la sociedad londinense de principios del siglo XX, el resultado no puede ser mejor.