Un paisaje nevado en uno de los lugares más remotos del mundo. Un bosque infinito de coníferas. Una casa solitaria que parece caída del cielo. En ella, diez personas de diez rincones del mundo salvajemente asesinadas.
¿Cómo han acabado ahí?
¿Qué mente criminal y perversa ha podido planear una masacre así?
Dirigen el caso Emeli Urquiza, una policía treintañera de origen vasco con una complicada historia personal, y su ayudante Francis Thurmond, un afroamericano alto y silencioso que dibuja la escena del crimen. Juntos tendrán que adentrarse en las vidas de las víctimas para encontrar la última verdad. Una trama prodigiosa, personajes cuyas historias esconden turbios secretos y un final espectacular que dará que hablar y del que ningún lector saldrá indemne: Álvaro Arbina nos invita a embarcarnos en un thriller sorprendente que rompe todos los límites del suspense.
MIS IMPRESIONES
La publicación de una novela de Álvaro Arbina a estas
alturas de la película es algo que yo celebro aun a sabiendas que no me voy a
enfrentar ante una lectura fácil, de esas que engulles casi sin darte cuenta. El
cambio de género en esta ocasión me tenía un tanto descolocada. Os cuento que
me ha parecido este, según las propias palabras del autor, falso thriller.
Diez personas de diferentes nacionalidades, razas,
religiones y estratos sociales han aparecido brutalmente asesinadas en un
aislado e inhóspito lugar del ártico. Unas dentro, otras en las inmediaciones
de una impresionante construcción arquitectónica en el claro de un bosque de
coníferas. Una casa aislada de la civilización a la que solo se puede acceder
por aire. Miles son las preguntas que bullen en la cabeza de la inspectora
Emeli Urquiza, encargada del caso y de su ayudante, Francis Thurmond.
Será necesario escudriñar en las vidas de todos y cada uno
de los personajes para intentar encontrar una conexión entre ellos. ¿Qué les
llevó a desplazarse hasta allí? ¿De quién es la propiedad y con qué idea se
construyó casa en medio de ninguna parte? ¿Quién ha podido idear semejante carnicería?
La verdad es que el cambio de tercio de Álvaro Arbina en
esta historia es realmente impresionante, aunque de lo que no hay duda es que
sus letras tienen un sello distintivo: una prosa elegante y minuciosa en la que
no hay lugar para las prisas. Los personajes se van dibujando con mucho mimo y conocer
a cada uno de ellos nos llevará un tiempo que, si bien no es lo normal cuando
hablamos de un thriller, una vez logramos hacernos con la historia nos premiará
con una trama tan bien construida como intrincada.
El misterio y la oscuridad de ese bosque, tan bello como
inquietante, y que alcanza también a los personajes, está presente a lo largo
de una novela de cronología lineal, que avanza a dos bandas: de un lado vamos
conociendo el desarrollo de la investigación policial y la esfera personal de sus
investigadores: Emeli Urquiza, una joven de origen vasco que hace años decidió
emprender carrera profesional al otro lado del Atlántico y que sabe lo que es
abrirse camino en una profesión que aún a día de hoy parece reservada para los
hombres; y la de su compañero, Francis, un afroamericano de personalidad un
tanto peculiar. Por otro lado, conoceremos la historia de esas diez personas
encontradas en la casa, sabremos cómo y por qué llegaron allí, sus orígenes, cómo
fueron sus vidas, cuáles eran sus sueños y también de sus demonios interiores, algo
que permite al lector ir con ventaja respecto al equipo policial, que da
bastantes palos de ciego en un inicio y que no sabe de qué hilo tirar.
El suspense planea sobre la historia desde el primer momento
aunque el ritmo de lectura queda un tanto ralentizado por la descripción tan
precisa que se hace de los personajes y del entorno, un dato que, si bien entiendo
que a determinados lectores los puede alejar de la historia, a mí me ha hecho
disfrutar especialmente, y por tercera vez, de esa forma tan peculiar que tiene
Arbina de contar las cosas, enroscando unos párrafos que requieren de toda nuestra
atención, pero que a la postre son un auténtico deleite. Y pese a todo, he de
reconocer que me ha costado cogerle el pulso a la novela en sus inicios. La tensión
va creciendo lentamente y de manera sostenida hasta engancharte por completo en
el último tercio del libro para cerrar de manera sorprendente.
Los solitarios es un thriller con una ambientación
impecable, unos personajes oscuros y cuidados y un ritmo contenido en el que Álvaro
Arbina vuelve a hacer gala de una magnífica prosa que le caracteriza. Una
historia con la que me ha costado hacerme inicialmente, de esas para leer de forma dosificada y no aconsejable para lectores que busquen una
lectura frenética.