Bookeando

con MªÁngeles

La casa del padre - Karmele Jaio

31/1/20

Ismael está bloqueado. Lleva dos años intentando escribir su próxima novela, pero no consigue producir más que borradores sin vida, y no llega a los plazos acordados con su editor. Se cuestiona todo lo que escribe, algo que no le había ocurrido nunca. Su situación se complica el día en que su madre tiene un accidente e Ismael se ve obligado a pasar todas las tardes con su padre para cuidar de él. Esas horas lo transportarán de golpe a un momento que quedó congelado en su infancia y que Ismael ha mantenido oculto hasta ahora entre sus recuerdos. 
Jasone es la primera lectora y correctora de los textos de su marido. Desde hace años vive dedicada a su familia, y aunque ella también escribía de joven, lo dejó. En este último año se ha quedado por las noches frente al ordenador, y a escondidas ha comenzado a crear de nuevo. 
Cada uno jugará con su secreto en medio de una marejada emocional en la que los silencios, como casi siempre, hablarán más que las propias palabras. La casa del padre nos descubre a la escritora Karmele Jaio, en una novela que nos habla de las maneras de construir y transmitir la masculinidad y de la enorme influencia del género en la vida de mujeres y hombres.

FICHA TÉCNICA


MIS IMPRESIONES

Ya sabéis que la novela intimista me pierde y esta novedad de Destino tenía todas las papeletas para colarse en mi agenda lectora, robando el turno a otros tantos que aguardan en el estante. Llegó pronto, lo empecé enseguida y ha sido todo un acierto. Os cuento lo que me ha parecido.

Josune e Ismael llevan juntos una eternidad, comparten su amor por la literatura y a Libe que, además de hermana rebelde de Ismael, es la mejor amiga de Josune. Ismael es un escritor que se enfrenta a una crisis creativa y personal. A pesar de haber publicado ya con éxito, la presión editorial le ha llevado a una situación de bloqueo en la que nada termina de satisfacerle. Todo cuanto escribe lo encuentra vacío o carente de profundidad. Josune, por su parte, también anda lidiando con sus propios demonios, y es que ahora que sus hijos se han marchado de casa no puede evitar reflexionar sobre cuántos de sus sueños, entre ellos el escribir, dejó a un lado para apostar por la familia y la proyección profesional de su marido. Desde hace años corrige los textos de Ismael, pero esto no es suficiente. Ella necesita volver a ilusionarse con algo: un reto, un impulso, y a escondidas, está escribiendo una novela.

Una caída accidental llevará a la madre de Ismael al hospital, obligándolo a pasar las tardes en la que fuera su casa de niño, al cuidado de su padre muy mermado físicamente y con el que nunca llegó a entenderse. Esta situación que le hará dar de bruces con temas no resueltos de su pasado y, mientras repasa la compleja relación con su padre, habrá de bucear entre sus recuerdos para enfrentar por fin sus miedos.

La casa del padre es una novela profundamente intimista que, tomando como epicentro a una pareja madura, reflexiona sobre las diferencias de género y esas normas no escritas que, a pesar de cuanto pensamos que hemos avanzado, son una losa pesada que va aplastando generación tras generación a mujeres y hombres que, por miedo a enfrentarse a sus mayores, se enredan en una cárcel  en la que se repiten conductas aprendidas que les van aniquilando si no se les planta cara.

Karmele Jaio sabe lo que es profundizar en la psicología de los personajes y no va a necesitar más que un puñado de ellos para llegar a lo más hondo de su ser: de sus miedos, de sus inseguridades, de sus sueños rotos. Son varios los puntos fuertes de la novela y la edad de los protagonistas principales es uno de ellos; porque ambos pasado la meseta de su vida y se enfrentan a ese tiempo de descuento en que si no te apresuras, tus sueños quedarán precisamente en eso. Pero, además, justo cuando descubres que determinadas cosas no podrán ser, llega ese regusto amargo que empaña cada día. La alternancia de narradores es su otra baza. La novela se estructura en diferentes partes dedicadas fundamentalmente a Ismael y Jasone, y en menor medida a Libe, la hermana de Ismael. Jasone, que desde mi punto de vista es el alma de la novela, un personaje fuerte y magnético, se expresa en primera persona y quizá por la edad, por ser mujer o por todo un poco me ha resultado realmente irresistible su historia, enredándome en ella y haciéndome sentir como uno de los personajes mil y una situaciones de sobra conocidas. Un narrador en segunda persona nos irá desvelando la historia de Libe e Ismael, en este último caso casi sacudiéndolo, provocándolo, para que solucione de una vez sus problemas. Un hombre que se debate entre lo correcto y lo aprendido, que tiene una evolución brutal en la historia, y que refleja muy bien cuán difícil es en ocasiones el entendimiento entre hombres y mujeres.

La casa del padre es una historia emotiva, durísima por momentos e injusta en muchas ocasiones, que nos muestra la evolución de los roles de hombre y mujer dentro de la sociedad desde nuestros padres hasta llegar a nuestros días. Una novela que pese a exponer hechos sin enjuiciar para que sea el propio lector quien saque sus conclusiones, terminé hace una semana y sigue dando vueltas en mi cabeza. Y eso, creo yo, es bueno, muy bueno. 

Rómpete corazón - Cristina López Barrio

29/1/20

Blanca Oliveira pronto se arrepentirá de haber regresado al caserón familiar del monte Abantos donde hace trece años desapareció su hija Alba sin dejar rastro. A los pocos meses de instalarse allí con Ricardo, su nuevo marido, y las dos hijas que le quedan, desaparece otra de ellas. La historia se repite: la edad de las niñas, el inspector de policía encargado de resolver el caso, la única pista, una cinta roja hallada en el jardín, la muerte de un caballo, el cuento de hadas relacionado con la historia de la familia que pesa sobre cada uno de sus miembros como una maldición. 
Cristina López Barrio se embarca en una impactante trama coral donde el suspense y la intriga policiaca se entremezclan con el poder de los lazos familiares, la magia de los cuentos de hadas y las trampas de la pasión amorosa.



MIS IMPRESIONES


Dos son las novelas de Cristina López Barrios que había leído hasta el momento: La casa de los amores imposibles y Niebla en Tánger y, aunque muy diferentes entre sí, su prosa tan cautivadora y esa forma tan personal de combinar unas pinceladas de fantasía o realismo mágico, en el caso de la primera novela de la autora, con cierto aura de misterio, o esa impecable ambientación eran reclamos suficientes como para arriesgarse a leer su última publicación. Hoy os hablo de ella: Rómpete corazón.

Abril de 2019. En el caserón familiar de las Melgar, una larga estirpe de mujeres bellísimas que parecen abocadas a vivir una y otra vez la tragedia, ha desaparecido Clara, la benjamina de la casa, de tan solo tres años. La situación, de por sí trágica, afecta de modo especial a la familia que ya vivió un episodio similar doce años atrás cuando Alba, la gemela de Aurora, que ahora tiene dieciséis años, desapareciera de la misma vivienda sin que hasta la fecha se haya podido averiguar qué ocurrió a la pequeña.

Con este punto de partida tan impactante se abre paso una novela coral que, tomando como epicentro el día de la desaparición de Clara, avanza y retrocede en el tiempo a la vez que vamos conociendo las versiones y el sentir de diferentes protagonistas, relacionados de una u otra forma con el entorno familiar de las Melgar. Sabremos sobre lo ocurrido y la forma en que cada uno de ellos han vivido ese momento. Algunos, también presentes en la desaparición de Alba doce años atrás, analizan ambos tratando de encontrar paralelismos entre una y otra.

Serán pues las propias voces de los protagonistas, en primera persona, las que nos permitan componer las piezas de un puzle que, a pesar de contar con un gancho inicial potente, me ha provocado cierto desconcierto en su inicio, sobre todo, porque al cambiar el foco de atención constantemente de uno a otro protagonista, y moverse atrás y adelante en el tiempo, no terminaba de saber hacia dónde quería llevarme la autora. Una vez superado este (al menos para mí) escollo inicial, tengo que decir que precisamente esa alternancia de personajes me ha conquistado especialmente  a golpe de página y de un intriga muy bien dosificada que te permite ir viendo los hechos desde diferentes puntos de vista. Te vas formando una idea de la historia según cada protagonista y luego vas rectificando determinados datos en función de lo que cuenta el siguiente. La trama imanta, y aun sin ser una novela de leer con frenesí, la tensión narrativa juega a favor del lector, y consigue pegarlo a sus páginas hasta un desenlace, desde mi punto de vista, realmente bueno: congruente y sin fisuras.

Así tenemos entre los personajes a Aurora, una niña de dieciséis años que vive por segunda vez en su corta vida el drama que supone la desaparición de una hermana, con el dolor añadido de que hace doce años fue precisamente su gemela la que pareció evaporarse. Su madre, Blanca, es una mujer con la que la vida parece cebarse una y otra vez. De ella conoceremos también una bonita historia que nos remontará muchos años atrás y en la que a la vez conoceremos a la abuela de las niñas. Ricardo, el nuevo marido de Blanca, es otro de los puntos fuertes de la novela, un personaje brillante, o Roger, un policía que a las puertas de la jubilación necesita zanjar este caso porque siente que está en deuda con esa familia, ya que fue él precisamente quien investigó la desaparición de Alba sin resultado alguno.

Rómpete corazón es una novela con una trama realmente original en la que se funden diferentes géneros: saga familiar y novela de misterio, y que, además, toca otros tantos temas como el amor, la pasión, las obsesiones, las relaciones de pareja o la pérdida, pero destacando sobre todo por esa esencia que hace que cuantos hemos leído una vez a la autora seamos capaces de reconocerla sin dudar por el lirismo de su prosa y esa ambientación tan impecable  que logra dibujar. ¿Os animáis con ella?
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