Las ventanas del cielo
Autor: Gonzalo Giner
Editorial: Planeta
Páginas: 736
Precio: 22,50 euros
Sinopsis
Siglo xv, Hugo de Covarrubias decide renunciar al destino que su padre, un mercader de lanas, le ha marcado. Su decisión hace que abandone Burgos, pero también a Berenguela, su íntima amiga, y a su ambicioso hermanastro Damián, que ansía hacerse con la empresa familiar. Pero todo cambia al descubrir que su padre está siendo traicionado. Se ve obligado a huir para salvar la vida embarcándose en un ballenero vasco, en el que conoce a Azerwan, un fascinante hombre que se define como contador de leyendas y con quien compartirá en África un prometedor negocio de venta de sal.
La venganza le hace escapar de nuevo, esta vez con una mujer, Ubayda, y un extraordinario halcón, Aylal, en busca de su verdadero destino: aprender el arte de las vidrieras.
Una novela épica y de aventuras que se desarrolla en escenarios tan dispares como el desértico norte de África, la inexplorada Terranova y algunas de las más pujantes ciudades europeas de la época (Brujas, Lovaina o Burgos) y sus catedrales, en un tiempo en el cual sus viejas paredes se fueron abriendo para convertirse en auténticos sagrarios de cristal, ante los cuales los fieles creían sentirse a los pies de las ventanas del cielo.
Gonzalo Giner logró el éxito literario con El sanador de caballos, que alcanzó cotas de crítica y público muy elevadas, convirtiéndole en un autor de renombre y su obra en un referente dentro de la literatura popular. Veterinario de profesión, con aquel título quiso investigar el inicio de su oficio. Con su siguiente novela, El jinete del silencio, Gonzalo nos descubrió los antecedentes de la creación de la raza española de caballos durante el siglo XVI. Y en Pacto de lealtad, el autor dio un salto en su producción literaria. Una novela minuciosamente documentada que narró, por vez primera, la participación de los perros en dos de las guerras más sangrientas del pasado siglo xx, la segunda guerra mundial y la guerra civil española.
Mis impresiones
Estructurada en cuatro partes y dividida a su vez en capítulos numerados de mediana extensión, Gonzalo Giner nos conduce, con una prosa clara y cuidada, por una novela que combina aventuras, amor, arte e historia en una trama de cronología lineal, que arranca en el año 1474 en Burgos para terminar en la misma ciudad catorce años después; una novela que nos moverá por multitud de escenarios entre los que destacan: Burgos, Terranova, Túnez, Brujas, Lovaina o Colonia, entre otros.
Si magnífica es la ambientación de la novela y la descripción de sus paisajes, no menos mención merecen los personajes que transitan por sus páginas; muchos y variados, a través de los que el autor nos muestra la vida en la época. Temas tan interesantes como el comercio de la lana, el mercadeo, la pesca y extracción del aceite de ballena o las diferentes técnicas y materiales usados en el arte de las vidrieras son introducidos en la trama con una naturalidad, que hace que las páginas fluyan a buen ritmo mientras necesitamos conocer un poco más del futuro de sus protagonistas. Hugo es el protagonista central en torno al cual se articula toda la historia; un joven de buena familia que, por caprichos del destino, tendrá que enfrentarse a mil y una dificultades; ese joven noble, de buenos sentimientos, encarna la perseverancia en la consecución de los sueños y no cesará jamás en su empeño. Junto a él destacaría el papel de Azerwan, un esclavo tunecino con el que conoceremos el valor de la amistad o incluso, Aylal, un gerifalte (halcón blanco) hembra, que será el más leal amigo de Hugo y con el que Gonzalo Giner aporta ese toque personal, que caracteriza a sus novelas, donde los animales comparten protagonismo con el resto del elenco de personajes. El amor tiene un peso importante en la historia y hay dos protagonistas femeninas de excepción: Berenguela, una burgalesa amiga de la infancia de Hugo; una mujer inocente y bondadosa, que tiene una magnífica evolución en la trama y por último, Ubayda, una belleza africana que aporta un toque de exotismo a la historia.
Imposible llegar a todas las recomendaciones que día a día anotamos en nuestras agendas blogueras. De Gonzalo Giner tenía las mejores referencias y, para más delito, un ejemplar de Pacto de lealtad esperando turno en mi estantería. Ha sido la publicación de Las ventanas del cielo, mi curiosidad por acercarme a ese fascinante mundo de las vidrieras y la presentación de la novela en Málaga las que han propiciado este primer encuentro con el autor. Como ya le comentara a través de twitter y, respondiendo a la duda que dejaba en su nota de autor, no será el último. Nos volveremos a encontrar, no sé si en la próxima o en la anterior, pero lo haremos.
Año 1474. Ciudad de Burgos. Hugo de Covarrubias tiene veinte años y una familia acomodada, no en vano, su padre es uno de los más prestigiosos comerciantes de lana de Castilla, pero los proyectos de Hugo no parecen pasar por hacerse cargo del negocio familiar. Aunque no tiene claro el camino hacia el que quiere encauzar su vida, la negativa por continuar con el negocio de la lana, le aleja, día a día, de su padre que, decepcionado por la postura de este, parece haber depositado sus esperanzas en su hijastro Damián, un joven tan ambicioso como su madre, Doña Urraca, con la que Don Fernando contrajo segundas nupcias cuando Hugo contaba tan solo ocho años.
Don Fernando de Covarrubias se hace mayor y está cansado de tantos viajes; quiere dar una lección a Hugo, castigándolo con un trabajo duro: acompañar a una cuadrilla de sus empleados a llevar una carga de lana hasta la ciudad de Brujas; un castigo ejemplar que quizá haga reaccionar a Hugo. Lo que ninguno esperaba es que durante el trayecto el joven descubra que el hombre de confianza de Don Fernando, Policarpo, le está estafando. No habrá tiempo para que el joven avise a su padre de la situación porque, tras ser descubierto, embarca como polizón en un ballenero vasco para salvar su vida. Atrás quedará su hogar, su familia, su queridísima amiga Berenguela y, de la noche a la mañana, se abre ante Hugo un futuro incierto. Afortunadamente, Azerwan, un esclavo tunecino, establecerá con él un vínculo muy especial, que día a día se irá reforzando y facilitará su adaptación a esa nueva vida, a la vez que, en sus ratos libres, da rienda suelta a su verdadera pasión: el dibujo, una actividad en la que se maneja con soltura desde niño y que le recuerda a su difunta madre.
Muchas serán las sorpresas que le esperan a Hugo y a su fiel amigo Azerwan en una novela cargada de aventuras que nos llevará desde Bermeo hasta las gélidas aguas de Terranova o el desértico paisaje africano en una incesante búsqueda de su verdadera vocación. Será la inesperada visita a un maestro vidriero la que haga a Hugo vislumbrar donde puede estar su futuro, introduciéndonos, a partir de ese momento, en una preciosa historia que nos llevará a conocer el origen de esas ventanas del cielo que dan título a la novela; unas vidrieras que vistieron catedrales e iglesias y que convirtieron las ventanas de las mismas en verdaderas obras de arte.
Año 1474. Ciudad de Burgos. Hugo de Covarrubias tiene veinte años y una familia acomodada, no en vano, su padre es uno de los más prestigiosos comerciantes de lana de Castilla, pero los proyectos de Hugo no parecen pasar por hacerse cargo del negocio familiar. Aunque no tiene claro el camino hacia el que quiere encauzar su vida, la negativa por continuar con el negocio de la lana, le aleja, día a día, de su padre que, decepcionado por la postura de este, parece haber depositado sus esperanzas en su hijastro Damián, un joven tan ambicioso como su madre, Doña Urraca, con la que Don Fernando contrajo segundas nupcias cuando Hugo contaba tan solo ocho años.
Don Fernando de Covarrubias se hace mayor y está cansado de tantos viajes; quiere dar una lección a Hugo, castigándolo con un trabajo duro: acompañar a una cuadrilla de sus empleados a llevar una carga de lana hasta la ciudad de Brujas; un castigo ejemplar que quizá haga reaccionar a Hugo. Lo que ninguno esperaba es que durante el trayecto el joven descubra que el hombre de confianza de Don Fernando, Policarpo, le está estafando. No habrá tiempo para que el joven avise a su padre de la situación porque, tras ser descubierto, embarca como polizón en un ballenero vasco para salvar su vida. Atrás quedará su hogar, su familia, su queridísima amiga Berenguela y, de la noche a la mañana, se abre ante Hugo un futuro incierto. Afortunadamente, Azerwan, un esclavo tunecino, establecerá con él un vínculo muy especial, que día a día se irá reforzando y facilitará su adaptación a esa nueva vida, a la vez que, en sus ratos libres, da rienda suelta a su verdadera pasión: el dibujo, una actividad en la que se maneja con soltura desde niño y que le recuerda a su difunta madre.
Muchas serán las sorpresas que le esperan a Hugo y a su fiel amigo Azerwan en una novela cargada de aventuras que nos llevará desde Bermeo hasta las gélidas aguas de Terranova o el desértico paisaje africano en una incesante búsqueda de su verdadera vocación. Será la inesperada visita a un maestro vidriero la que haga a Hugo vislumbrar donde puede estar su futuro, introduciéndonos, a partir de ese momento, en una preciosa historia que nos llevará a conocer el origen de esas ventanas del cielo que dan título a la novela; unas vidrieras que vistieron catedrales e iglesias y que convirtieron las ventanas de las mismas en verdaderas obras de arte.
Si magnífica es la ambientación de la novela y la descripción de sus paisajes, no menos mención merecen los personajes que transitan por sus páginas; muchos y variados, a través de los que el autor nos muestra la vida en la época. Temas tan interesantes como el comercio de la lana, el mercadeo, la pesca y extracción del aceite de ballena o las diferentes técnicas y materiales usados en el arte de las vidrieras son introducidos en la trama con una naturalidad, que hace que las páginas fluyan a buen ritmo mientras necesitamos conocer un poco más del futuro de sus protagonistas. Hugo es el protagonista central en torno al cual se articula toda la historia; un joven de buena familia que, por caprichos del destino, tendrá que enfrentarse a mil y una dificultades; ese joven noble, de buenos sentimientos, encarna la perseverancia en la consecución de los sueños y no cesará jamás en su empeño. Junto a él destacaría el papel de Azerwan, un esclavo tunecino con el que conoceremos el valor de la amistad o incluso, Aylal, un gerifalte (halcón blanco) hembra, que será el más leal amigo de Hugo y con el que Gonzalo Giner aporta ese toque personal, que caracteriza a sus novelas, donde los animales comparten protagonismo con el resto del elenco de personajes. El amor tiene un peso importante en la historia y hay dos protagonistas femeninas de excepción: Berenguela, una burgalesa amiga de la infancia de Hugo; una mujer inocente y bondadosa, que tiene una magnífica evolución en la trama y por último, Ubayda, una belleza africana que aporta un toque de exotismo a la historia.
Llegados a esta altura, creo que puedo obviar que he disfrutado muchísimo con esta preciosa novela tras la que se intuye una ardua labor de documentación y que, a pesar del número de páginas, ha conseguido mantener muy despierto mi interés y hacerme disfrutar con la mil y una aventuras de Hugo de Covarrubias, su pasión por el dibujo, el oficio de los maestros vidrieros y esa delicadeza con la que Giner, sin abrumar al lector, dibuja ante nuestros ojos las pinturas con las que se vistieron las ventanas de algunos templos europeos o españoles, como el de La cartuja de Miraflores en Burgos.
La verdad es que tiene muy buena pinta. Peor ahora ando muy atascada. En otro momento la hubiese leído.
ResponderEliminarHe leído algunas reseñas muy buenas sobre esta novela, también alguna que se queja del exceso de documentación, cosa que me horripila en las historias. Habrá que darle una oportunidad.
ResponderEliminarBesitos, guapa
Me encantaría leerla...este tipo de novelas las disfruto mucho. Aunque ahora no creo que pueda
ResponderEliminarSigo sin estrenarme con este autor,me gusta lo que cuentas aunque ahora estoy tan liads que no lo leeré.Tal vez más adelante.
ResponderEliminarUn beso
Es una novela muy recomendable y didáctica si se desconoce el trabajo de los artistas vidrieros, que pone de relieve muchos valores y con un personaje muy carismático. Besos
ResponderEliminarMe gusta el autor y este tipo de historias así que anotada está
ResponderEliminarBesos
No puedo con la vida!! Ser pobre es un asco, otro más a la lista...
ResponderEliminarUn besito.
Yo también tengo Pacto de lealtad a la espera de ser leído y esta nueva novela también me apetece. A ver si me pongo con ellas que veo que está gustando Las ventanas del cielo igual que Pacto de lealtad.
ResponderEliminarBesos
Yo la estoy leyendo, a mi afición por el autor se une la pasión por el dibujo. He leido todas sus novelas y esperé impaciente, durante dos años, por esta nueva publicación. La estoy disfrutando!!!!
ResponderEliminarSaludos
Tengo esta novela apuntada, me interesa mucho estas novelas, es como aprender historia sin escuchar una chapa. Me molan las novelas históricas. Besos
ResponderEliminarTiene buena pinta pero ya sabes el atasco que tengo. Por cierto, mañana viene el autor a una cena literaria; para variar mi horario me impide asistir.
ResponderEliminarUn beso
Yo leí hace tiempo El sanador de caballos, una novela genial. Me encanta el tema de las vidrieras así que me lo apunto en la Interminable.
ResponderEliminarUn besazo
Pensaba que era más histórica y por lo que veo tiene también mucho de aventuras, no lo descartó, posiblemente en verano que tengo más tiempo. No lo recordaba, pero al ver el comentario anterior sí que he leído a ese autor, fue hace mucho con El sanador de caballos... y ahora pienso que también tengo Pacto de Lealtad entre mis pendientes... Uy, tengo que ponerme las pilas, que se me acumula el trabajo!
ResponderEliminarUn beso
El sanador de caballos me entusiasmó. Llevo una temporada que repelo un poquito la histórica, creo que me saturé, pero si veo que no es tanto ese trasfondo. No sé, me la voy a anotar y ya veremos.
ResponderEliminarBesitossss
Como bien sabes he tenido mis más y mis menos con esta novela. Mi idea iba más enfocada a la parte artística que es precisamente lo que menos ocupa en la lectura y en cambio el género de aventuras, que a mí no me atrae especialmente, es el que más prevalece.
ResponderEliminarBesos.
Hablando con una amiga me contó hace poco que se había comprado esta novela, y que su autor era leonés! No es mi estilo de novela, no sé si la conseguiría disfrutar pero tampoco descarto probar con ella.
ResponderEliminarBesitos
Cada vez tengo más ganas de ponerme con ella. Como a ti, Pacto de Lealtad también me esperaba en la estantería y creo que va a ser con esta con la que me voy a estrenar. Sólo me falta una cosa: Tiempo. Besos.
ResponderEliminarUna nueva reseña que leo sobre esta novela, y que veo está gustando. Al principio dudaba de ella, pero a medida que se van publicando reseñas y comentarios sobre esta novela, me empujaron a hacerme con un ejemplar de la misma. Con ella me estrenaré con la narrativa de Gonzalo Giner. Besos.
ResponderEliminarCómo se nota cuando se disfruta con una novela! Una gran reseña. Y un libro que tengo que leer sí o sí.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues yo tampoco recuerdo haber leído nada de Gonzalo Giner, y se te nota que has disfrutado mucho de la lectura. Pero es como dices, no se llega a todo... yo apuntar, apunto. Luego se hace lo que se puede :)
ResponderEliminar¡Besote!
Te leo en diagonal porque ya la tengo en casa y me muero por leerla. No me extraña que te haya gustado, porque a mí el autor me ha enamorado con sus dos novelas medievales sobre caballos.
ResponderEliminarUn besito.
La tengo anotada desde que salió ahora solo falta buscar el hueco para leerla.
ResponderEliminarBesotes
En mi punto de mira, Gonzalo sabe atraparme con sus novelas,
ResponderEliminarbesucus
Esta vez no me animo. Si que me atrae porque además el género y el tema me llama pero tengo tantos históricos pendientes que no sería ya muy sensato animarme
ResponderEliminarUn beso!
Me encantaría leerla. Ya sabes que me gustan estos tochos, jajaja y hasta los Hugos :P A ver si consigo que alguno de mis machitos me la regalen :)
ResponderEliminarBs.
Mañana lo reseño, la verdad es que a mi me ha gustado también muchísimo
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarTengo que leer este libro si o si, me llama muchísimo. Creo que podría disfrutarlo un montón.
Besitooos
Hola guapa!
ResponderEliminarMuchas veces nos da miedo cuando una lectura tiene tantas páginas, pero lo cierto es que cuando un autor consigue a pesar de esa cantidad mantenerte muy despierta te la lees en un abrir y cerra de ojos y ni cuenta te das. Me la llevo apuntada.
Gracias por la reseña!
Besotes!
Confieso que se me hizo largo, pesado incluso a grandes ratos
ResponderEliminarLuego al terminarlo el balance no ha sido malo,pero el camino hubo momentos en que fue duro jajaja
Besos