La víspera de casi todo
Víctor del Árbol
Editorial: Destino
Páginas: 416
Precio: 20,50 euros
Sinopsis
Germinal Ibarra es un policía desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el hospital con contusiones que muestran una gran violencia.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.
Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) fue mosso d’esquadra desde 1992 hasta 2012, cursó estudios de Historia en la Universitat de Barcelona y colaboró como locutor en Catalunya Sense Barreres (Radio Estel, Once). Es autor de las novelas El peso de los muertos (Editorial Castalia, Premio Tios de Novela 2006), El abismo de los sueños (inédita, finalista del XIII Premio Fernando Lara 2008) y La tristeza del samurái (Editorial Alrevés, Prix du Polar Européen 2012), traducida a una decena de idiomas y bestseller en Francia. Sus últimas obras son Respirar por la herida (Editorial Alrevés, fi nalista en el Festival Internacional de Cine Negro de Beaune 2014 a la mejor novela extranjera) y Un millón de gotas (Ediciones Destino, ganadora en 2015 del Grand Prix de Littérature Policière y premiada como la mejor novela policial extranjera por el Magazine Lire).
Mis impresiones
Mi estreno con Víctor del Árbol fue en el año 2014 con esa maravillosa historia de Un millón de gotas, un libro que me atrajo desde que lo vi en la estantería. Fue tal la sorpresa que me llevé con el autor y su narrativa que, acto seguido me embarqué con La tristeza del samurai. Tengo novelas suyas pendientes de leer, pero cuando me enteré que se había alzado con el Premio Nadal me alegré muchísimo por el reconocimiento que se le otorgaba y tuve claro que quería leer cuanto antes La víspera de casi todo.
Germinal Ibarra es un policía que, hace tres años,
logró cerrar la investigación por asesinato de la pequeña Amanda y atrapar a su asesino. Aquello ocurrió en Málaga, en el año 2007. A partir de ahí, se convirtió en un héroe para todos, sin embargo, él está absolutamente atormentado. Aunque decidió poner tierra de por medio y trasladarse a La Coruña con su familia, la idea del suicidio no le da tregua y, mientras toma una decisión, ahoga sus penas con la bebida.
Un buen día del verano de 2010,
es requerido en el hospital por una paciente. Cuando Germinal llega se encuentra a una joven brutalmente agredida
y su pasado regresa de una bofetada. La chica que hay postrada en la cama es Paola, una conocida suya. Paola, intentando huir de su pasado, decidió coger un coche y marcharse lo más lejos posible de su hogar. Y así lo hizo, se fue a la otra punta del mapa, a la Costa da Morte. Allí, en un pequeño hostal alejado de todos, va a entablar una curiosa relación con su posadera, Dolores, una portuguesa que también llegó a Galicia mucho años atrás buscando un refugio y con Mauricio un argentino que regenta una sombrerería.
Los faros del descapotable iluminaban un cartel oxidado a pie de carretera y el intermitente parpadeaba sobre las letras desdibujada. La carretera terminaba unos metros más adelante. Después solo quedaba el horizonte líquido, el fin del mundo.
...
Paola se preguntó si aquello era lo que quería hacer, encontrar un nuevo camino. ¿Qué importancia tenía el lugar? Aquel o cualquier otro. Todos eran iguales.
Que Víctor es un maestro tejiendo telas de araña no es ningún secreto para los que le han leído. Es especialista en crear tramas complejas en las que encontramos personajes con múltiples caras, todos ellos al límite, atormentados, con un pasado que les lastra y no les deja vivir. Con estos ingredientes, se nos presenta esta novela coral en la que, aunque en un principio Paola y Germinal puedan parecer el eje central de la historia, el resto de sus personajes, también son piezas esenciales sin las que no es posible lograr el perfecto engranaje. Paola viene huyendo desde muy lejos, algo que ocurrió en su pasado le atormenta y busca un poco de paz en esa posada situada casi en el fin del mundo. Dolores, su posadera también arrastra mucho dolor y hace tiempo que buscó cobijo en aquel lugar recóndito. Daniel, pese a su juventud también parece haber vivido demasiado y su abuelo Mauricio llegó hasta nuestro país huyendo de su Argentina natal.
Nos encontramos con varias tramas que acaban confluyendo en las que el punto fuerte, sin duda, son sus personajes; personas muy diferentes, que se dan la mano en ese verano de 2010, acompañados de una gran tormenta en una región inhóspita, que potencia aún más esa sensación de asfixia que viven los protagonistas. Todos ellos tienen vidas quebradas y para cada uno de ellos, de una manera muy diferente se va tensando la cuerda hasta que en el momento más insospechado la cosa más insignificante sirve de resorte para que vacíen su dolor.
Como telón de fondo de la novela vuelve a aparecer el eterno debate entre el bien y el mal y esa delgada línea que los separa. ¿Hasta donde seríamos capaces de llegar si nos sentimos amenazados? Víctor del Árbol vuelve a escarbar en el pasado de sus personajes para mostrarnos su yo más oculto, ese que sólo da la cara cuando no existe otra salida.
La novela está estructurada en un prefacio que se desarrolla en el año 2007, veinticinco capítulos numerados a cargo de un narrador omnisciente en tercera persona, en los cuales vamos dando saltos del presente, en el año 2010, hasta diferente momentos del pasado de los protagonistas. Por último, se cierra con un epílogo que nos traslada hasta el año 2013.
Aunque la mayor parte de la novela tiene lugar en La Costa da Morte, también tienen un cierto protagonismo en ella Barcelona, Alemania y Argentina.
En definitiva, Víctor del Árbol vuelve a conquistarme con una novela llena de dolor, personajes complejos, muy bien perfilados psicológicamente, rotos por su pasado y a la deriva. Todos ellos necesitan un timón al que aferrarse para recomponer sus vidas. Sin duda, una historia que no puedo dejar de recomendaros.
Valoración: 8,5/10