Bookeando

con MªÁngeles

Dulce introducción al caos - Marta Orriols

29/1/21

 
Dani, guionista, y Marta, fotógrafa con inquietudes artísticas, viven en Barcelona y llevan juntos desde hace relativamente poco cuando descubren que están esperando un hijo. La noticia los sume en un limbo de dudas que les hará repensarse como individuos y como pareja. Él, huérfano de padre, tendrá que enfrentarse a la promesa que se hizo años atrás de nunca abandonar a su hijo. Y ella, que nació en el seno de una familia modélica, no siente deseo de ser madre y quiere mudarse a Berlín para cumplir sus sueños. ¿Qué hacer con el dolor que nace de un sentimiento que uno ignoraba albergar? ¿Cómo dar voz a un deseo reprimido? ¿Son las ambiciones profesionales igual de válidas que el deseo de formar una familia? 

Adentrándose en las emociones más íntimas, Marta Orriols nos invita a explorar las contradicciones que surgen ante la posibilidad de ser padres y a huir del pensamiento simple para observar los límites de la voluntad, el instinto y la libertad, en una historia repleta de matices y aristas que confirma su gran talento narrativo, que la ha hecho merecedora de varios premios literarios.
 


MIS IMPRESIONES


A Marta Orriols la conocí con su anterior novela, Aprender a hablar con las plantas, una historia sobre el duelo con la que me ganó por completo. No había duda alguna de que leería cualquier nuevo trabajo suyo. Hoy os cuento qué me ha parecido Dulce introducción al caos.


Marta y Dani llevan casi dos años juntos, poco más de un año compartiendo techo y empastan a las mil maravillas. Él, guionista de profesión y, como casi todos los jóvenes de hoy día, mal pagado, complementa sus ingresos impartiendo clases de escritura. Ella, una gran profesional de la fotografía que viaja constantemente y su sueño es conseguir que la trasladen a Berlín, una ciudad con muchas más oportunidades de hacer carrera. Pero un acontecimiento inesperado está a punto de hacer temblar los cimientos de su relación. Y es que Marta ha descubierto que está embarazada, y no quiere tener ese hijo: un hijo con el que Dani, huérfano de padre, necesita resarcir la soledad del niño que fue.


Un tema peliagudo el que nos propone en esta ocasión Marta Orriols y que, como lo hiciera en su anterior novela, sirve de lanzadera para explorar las relaciones de una pareja que se encuentra en la tesitura de anteponer o no su relación personal a la profesional: la individualidad y los anhelos de cada uno de sus miembros por separado y la forma en que determinadas decisiones o sucesos imprevistos afectan no solo al equilibrio de su día a día sino también su futuro como pareja.


Por medio de una prosa bellísima, cuidada y llena de matices se va abriendo paso esta historia sobre el caos que originan dos frases: Estoy embarazada. No quiero seguir adelante. Con mucho mimo, la sutileza y empatía que caracterizan las letras de esta autora que sabe vestirse con la piel de uno y otro, Orriols, como una pintora de emociones, va dibujando su lienzo. El de un Daniel que desde niño había proyectado su paternidad como una oportunidad de equilibrar la balanza en su vida y devolver, casi más a sí mismo que a otros, unos afectos que no tuvo. Pero también de una Marta presionada, que no puede evitar sentirse mal porque, en definitiva, y aunque este es un tema de dos, la última palabra la tiene ella; porque sabe que su decisión ha puesto en jaque su relación de pareja y a la vez está convencida de que no es el momento: no se encuentra preparada para ser madre, y necesita que Dani lo entienda.


Ambientada en Barcelona, con el telón de fondo de una sociedad en la que impera la precariedad laboral, la brillantez profesional no implica nada y la estabilidad de las nuevas generaciones pasa casi siempre por abrirse camino más allá de nuestras fronteras, esta pareja, a través de un ejercicio de introspección personal, que en algún momento me ha resultado un tanto repetitivo, mermando puntualmente, desde mi punto de vista, la tensión narrativa, habrá de enfrentarse a una difícil decisión al tiempo que trata, a veces de la mano del otro y otras a solas, de llenar los vacíos, superar frustraciones y decidir si las aspiraciones de uno y otro permiten hablar de un nosotros futuro.


Marta Orriols nos hace cómplices de esos silencios incómodos, esas conversaciones banales con las que tratan de rellenarlos dos entre los que hasta ayer existía una complicidad compartida,  y que tras la bomba, se encuentran al borde de un precipicio que les obliga a reinventarse, a hacer balance de la relación: de lo que tienen y de lo que quieren, con la esperanza de hallar el camino que les conduzca hacia su felicidad. A mí su manera de hablarnos de los afectos, excepción hecha de ese pero que he señalado, me ha vuelto a convencer y no tengo duda que seguiré la pista de sus letras.  


El nido de la araña - María Frisa

27/1/21

 
¿Hasta dónde llegaría una madre para proteger a su hija? ¿Por qué sería capaz de sacrificarlo todo?
Pienses lo que pienses, cuando termines de leer esta novela habrás cambiado de opinión. 
 Katy vive con su hija en un piso de lujo que, tras meses sin trabajar, Katy ya no puede mantener. Así, ambas se ven obligadas a mudarse a un pequeño apartamento de un edificio casi vacío de Madrid. Poco después, Katy recibe una misteriosa llamada en la que le ofrecen el trabajo de sus sueños. Parece el golpe de suerte que necesitaba. Lo que no imagina es que una compleja telaraña tejida con los errores del pasado se cierne sobre ella y que su peor pesadilla está a punto de empezar.
 


MIS IMPRESIONES


A María Frisa la conocí hace un par de años con Cuídate de mí, una novela policíaca tan buena e impactante, y cuya reseña podéis ver pinchando en el link, que estaba deseando volver a leer algo suyo. Hoy os hablo de su nueva publicación: El nido de la araña.


Catalina Pradal, Katy para los amigos, está en una situación económica límite, algo impensable dos años atrás para esta ejecutiva que se mueve como pez en el agua con los números. La mala suerte parece haberse cebado con esta madre soltera. El caso es que Katy es una mujer sobradamente preparada, además de una excelente profesional. Después de perder su trabajo en una multinacional en la que realizaba Análisis de Riesgos y, tras invertir la indemnización en una consultoría propia de Desarrollo de negocios, está prácticamente en la ruina. No sabe a ciencia cierta qué ha fallado, pero el negocio se vino a pique, su cuenta bancaria está tiritando y su patrimonio se reduce a un pequeño apartamento que compró años atrás como inversión. Una llamada inesperada ofreciéndole un puestazo, en una empresa en la que ni recordaba haber solicitado empleo, será su tabla de salvación. Pero cuando las cosas parecen volver a su cauce, apenas unos meses después, Zoe, su hija de cinco años, es secuestrada. Y lo que le exigen a cambio de su liberación, un verdadero disparate. Aunque está en juego la vida de Zoe y una madre es capaz de todo por salvarla, ¿no?


María Frisa, una vez más en esta novela saca oficio construyendo un impresionante mosaico de personajes que destaca por su perfil psicológico  y cuyo epicentro es Katy, esa madre desesperada, una mujer luchadora cuyo universo se derrumba. La conocemos una semana después del secuestro de su hija, y desde las primeras páginas es palpable la angustia y desazón que vive; ese desequilibrio emocional y la merma física que supone para cualquier persona algo tan traumático como un secuestro. Está desquiciada, superada por las circunstancias, y en su cabeza se agolpan dudas, cábalas y lo más complicado de todo, la necesidad de aparentar que no ocurre nada, de no despertar sospechas, porque, ni que decir tiene, no puede avisar a la policía, solo llevar a cabo la tarea encomendada por los secuestradores.


El espacio en el que se desarrolla la historia y la soledad de la protagonista no contribuye más que a aumentar la tensión. Y es que el día a día de Katy transcurre fundamentalmente entre dos escenarios, que a la vez nos permiten conocer su esfera personal y su faceta profesional. Vive en un edificio casi vacío. Tan solo tiene dos vecinos: Oscar un chico un tanto excéntrico, que ronda los cuarenta y tantos, apasionado del piano, y con una obsesión por la limpieza los gérmenes que roza lo patológico. También allí vive Esther, una coqueta octogenaria que, además, hace de canguro con Zoe cuando Katy lo necesita. Pese a sus diferencias, entre ellos tres se llevan bien. Por otro lado, en la torre Zuloaga, donde están ubicadas las oficinas de su nuevo trabajo, un lugar donde la competencia profesional es despiadada, ella, siendo nueva en el puesto, debe dar lo máximo de sí misma, aunque su cometido es asistir a un solo cliente, el señor X, del que además desconoce cualquier dato que no tenga que ver con la inversión que debe gestionar.


La historia, dividida en dos grandes bloques, con una tensión que no cesa de crecer hasta su desenlace, se articula a través de varias voces alternas: la de Katy en primera persona es la que produce más desaliento. Con ella vamos conociendo su presente y unas pinceladas de su pasado más inmediato, así como algunos saltos a su adolescencia. También, en cursiva, se introducen una serie de capítulos que nos llevan hasta Baltimore muchos años atrás. En ellos se nos va dando a conocer una subtrama de lo más inquietante, y que poco a poco terminará entroncando con la principal. Por último, un narrador omnisciente, ya en la segunda parte de esta historia, será el que nos conduzca a través de la investigación policial llevada a cabo.


El nido de la araña no podía ser mejor título para thriller psicológico lleno de hilos en los que quedan atrapados sus protagonistas. Una novela cargada de suspense, con momentos de tensión límite, con la que la autora logra tenerlos en vilo hasta las últimas páginas del libro. Si necesitáis una lectura que os atrape sin remedio, esta es sin duda vuestra novela.

 

 

Esta semana leo #4-2021

25/1/21

Pues ya estamos a lunes de nuevo y al límite de un confinamiento total, pero esta vez me estoy preparando mentalmente para que no me pegue un revolcón como el de marzo, así que si no se puede salir, tocará ejercicio, lectura y algo de cine. De momento, os voy a contar con quien empiezo la semana. Y es con Elena Ferrante y La vida mentirosa de los adultos, una novela que comencé este finde y me tiene enganchadísima. Después me voy a poner algo más ligerito, la biografía ilustrada por María Hesse de Marilyn, un regalo de Navidad que es una auténtica joyita. Si os interesa podéis ver la sinopsis de cada una de ellas pinchando en los títulos.




Además esta semana os traeré la reseña de El nido de la araña de María Frisa y, si hubiese tiempo para terminar de redactarla, también de Dulce introducción al caos de Marta Orriols. 

Y vosotros, ¿qué leéis?


Algo en lo que creer - Nickolas Butler

20/1/21

 
Tras muchos años trabajando en una tienda, Lyle vive ahora siguiendo el ritmo de las estaciones en la granja que comparte con su mujer en un pueblo de Wisconsin. Están felices porque su hija Shiloh, madre soltera con la que mantienen una complicada relación desde su adolescencia, ha vuelto a casa con Isaac, su nieto de cinco años. Pero Shiloh está saliendo con un pastor evangélico que ejerce una enorme influencia sobre ella. Lyle teme que vuelvan a irse de casa y perderlos de nuevo. En su tercera novela, Butler sigue demostrando que es un maestro en la construcción de personajes y en la recreación de un espacio geográfico, el Medio Oeste americano, que pocos conocen mejor que él. Algo en lo que creer explora las relaciones entre padres e hijos, abuelos y nietos: una historia sobre la comunidad y la familia, y sobre lo que estamos dispuestos a hacer para cuidar y proteger a quienes amamos.
 


MIS IMPRESIONES


Tras una crisis lectora que nunca llegué a pensar atravesar y parece ir disipándose poco a poco, un regalo navideño me ha devuelto esa dulce sensación de volar entre las páginas de un libro. El título es para enmarcarlo, la historia para no perdérsela. Os cuento qué me ha parecido Algo en lo que creer.


Lyle es un buen hombre. Lleva dos años jubilado y, tras más de una treintena de años trabajando en una pequeña tienda de venta y reparación de electrodomésticos, la oferta de un vecino para echarle una mano en un pequeño huerto de manzanos, le ha devuelto cierto sentido a su vida. Y no porque no se lleve bien con Peg, su mujer, con la que mantiene una excelente relación y ese cariño tan especial que se profesan quienes consiguen superar muchas adversidades juntos y convertirse en el pilar al que asirse si las fuerzas de alguno flaquean. La pareja vive en Redford, una pequeña localidad de Wisconsin, donde llevan una vida apacible, especialmente desde que su única hija, Shiloh, que es madre soltera, tras una adolescencia rebelde, ha vuelto a casa con su Isaac, su hijo de cinco años. El pequeño Isaac ha inundado de alegría el hogar de esta familia luterana, pero las prácticas religiosas de la joven se han tornado cada día más feroces, sobre todo tras su reciente relación con un pastor evangélico. Peg y Lyle deben mover muy bien los hilos si no quieren perder de nuevo a su hija.


Cuánta belleza y delicadeza encierra Butler en su narración. Es realmente deliciosa su forma de contar los hechos: de forma cadenciosa, casi como el paso de las estaciones en que se divide esta novela que abarca un periodo temporal de un año. Una historia de las de paladear y en la que el ritmo queda en un segundo plano para disfrutar de la grandeza de unos personajes realmente brutales: gente bondadosa, con vidas cotidianas, ese tipo de personas que parece en extinción, de las que se conocen desde hace tanto que son familia y que te calan tan hondo que hacen de esta una historia entrañable. A medida que te adentras en la historia más los quieres y no sabría expresar con palabras si me ha conmovido más la franqueza y las dudas de Lyle, el valor de Hoot o el cariño y tacto de Peg entre otros tantos. 


Por su parte, Lyle se sentía cada vez más a gusto estando en silencio y cerca de aquellos a los que amaba, sin intentar resolver ningún problema ni responder ninguna pregunta, sino, sencillamente, aprendiendo a vivir de manera más liviana, a amar más intensamente, a comer mejor. Y, antes de cerrar los ojos por la noche, recorría con la mirada los estantes y estantes de libros que, desafortunadamente, sabía, no viviría lo suficiente para leer: todos esos pájaros de alas blancas posados en su nido bajo la pálida luz de la lamparita de noche, sus delgadas páginas aguardando a ser hojeadas, pasadas suavemente por una yema de dedo humedecida, para poder entregar sus historias, sus poemas y sus mitologías. Con todo, y en franco contraste con su avidez lectora, Lyle también se daba cuenta, cada vez más, de que nada le gustaba más que ehar una buena cabezadita y robar ratitos de sueño como un niño roba una moneda de la barra de un bar: un hurto insignificante y banal, pero emocionante.


El autor recrea con absoluta precisión el paisaje, las rutinas y el ritmo de vida en un pequeño pueblecito del medio Oeste americano.  Ese cultivo de manzanos y el amor por la naturaleza que se detallan en algún capítulo me ha traído ecos de La voz de los árboles, de Tracy Chevalier.


La amistad verdadera, la que no conoce límites y en la que las personas se dan por entero sin ningún tipo de reservas, el amor maduro, la superación personal, la importancia de la fe, no solo en lo que a la religión se refiere sino en un sentido general, así como el difícil equilibrio de las relaciones paterno filiales se dan la mano en una historia de personajes que viven el otoño de sus vidas y que es realmente conmovedora. Ojalá pudiera convenceros para leerla. Es una perla preciosa y, como curiosidad, está parcialmente basada en unos hechos ocurridos en Weston (Wisconsin) en 2008. Yo voy a repetir con Butler, voy a repetir con todo lo que encuentre de él. 

Esta semana leo #3-2021

18/1/21

Comienzo un nuevo lunes contándoos lo que me traigo entre manos. Y esta es una de las novedades editoriales del mes de octubre que se quedaron estancadas en mi estante, y que por fin voy a rescatar esta semana. A Marta Orriols la conocí hace apenas dos años con su novela Aprender a hablar con las plantas, una historia sobre el duelo que me maravilló por completo. En esta ocasión, su nueva publicación se titula Dulce introducción al caos y explora las diferentes sensaciones de una pareja ante la noticia de que están esperando un hijo. Os dejo la portada y la sinopsis. 



Dani, guionista, y Marta, fotógrafa con inquietudes artísticas, viven en Barcelona y llevan juntos desde hace relativamente poco cuando descubren que están esperando un hijo. La noticia los sume en un limbo de dudas que les hará repensarse como individuos y como pareja. Él, huérfano de padre, tendrá que enfrentarse a la promesa que se hizo años atrás de nunca abandonar a su hijo. Y ella, que nació en el seno de una familia modélica, no siente deseo de ser madre y quiere mudarse a Berlín para cumplir sus sueños. ¿Qué hacer con el dolor que nace de un sentimiento que uno ignoraba albergar? ¿Cómo dar voz a un deseo reprimido? ¿Son las ambiciones profesionales igual de válidas que el deseo de formar una familia?

Adentrándose en las emociones más íntimas, Marta Orriols nos invita a explorar las contradicciones que surgen ante la posibilidad de ser padres y a huir del pensamiento simple para observar los límites de la voluntad, el instinto y la libertad, en una historia repleta de matices y aristas que confirma su gran talento narrativo, que la ha hecho merecedora de varios premios literarios.

Y, vosotros, ¿qué leéis?




Nunca sabrás quién fui - Salvador Navarro

13/1/21

 
Álex Panelas, un joven periodista gallego que malvive en Madrid, contratado por una revista digital de ultraizquierda, recibe amenazas de una millonaria venezolana tras publicar un artículo a favor del régimen chavista. La señora lo seduce para escapar de sus miserias laborales con un trato irrenunciable, cinco mil euros al mes y un apartamento de lujo en Sevilla, a cambio de hacerse amigo de Dan, un empresario treintañero. Sin más. Sin prisas. Con la sola condición de no pedir explicaciones. El reto le abre mil puertas luminosas al gallego, aunque comprende pronto la fuerza destructora de la venganza que esconde ese desafío: una batalla entre familias que hunde sus raíces en el Nueva York de los ochenta. Aun participando a ciegas en el complot, acaba de encontrar una trama explosiva para construir su primera novela, con dos líneas argumentales: el pasado perverso de quien le contrató y el chantaje al que debe enfrentarse conforme la venezolana va subiendo la apuesta. Y esa oportunidad no hay quien se la quite a quien dudaba de su capacidad para nacer como escritor, para crear ficción; un Álex entusiasmado que aprovecha para empaparse de técnicas de escritura y así estructurar una historia llena de flecos y ángulos muertos, sin saber hasta qué punto él va a convertirse en el epicentro dramático de su propia narración.
 


MIS IMPRESIONES


A pesar de contar con dos ejemplares más en mis estantes, de momento durmiendo el sueño de los justos, tres son las novelas que hasta la fecha he leído de Salvador Navarro: El hombre que ya no soy, No te supe perder y esta de la que hoy os hablo, Nunca sabrás quien fui: para mí, sin duda, su obra cumbre hasta la fecha y la que lo mete de lleno entre mis autores de cabecera.


Año 2017. Cuando Alex, tras la publicación de un artículo sobre el régimen chavista en la revista para la que trabaja, conoce a Lola, una atractiva venezolana de armas tomar que tras encararse con él le ofrece cinco mil euros mensuales por trasladarse a Sevilla y hacerse íntimo amigo de un empresario llamado Dan, no ve forma de renunciar a su oferta. La precariedad de sus condiciones laborales en Madrid, la necesidad de poner tierra de por medio con su Galicia natal y la posibilidad de convertir en realidad su sueño de ser escritor determinan que haya poco que pensar, aun a sabiendas de que en la oferta hay gato encerrado y, como casi todo en la vida, tendrá un peaje. Lo que no puede imaginar ni por asomo es el entramado en el que se va a adentrar. 


La metaliteratura elevada a su máxima potencia inunda esta novela que alterna dos tramas en la que el autor juega a su antojo con el lector: lo despista, lo descoloca, lo desconcierta, le deja hacer cábalas, cambia a los personajes de silla, construye una historia para después deconstruirla...casi lo vuelve loco para premiarlo con un desenlace en el que cada pieza acaba ensamblando a la perfección en una obra de ingeniería sevillana, aunque por momentos nos parezca estar leyendo al afamado Joël Dicker.


De una parte, tenemos la trama principal, por llamarla de algún modo, porque en algunos momentos la novela dentro de la novela se come a la primera, y puestos a elegir no sabría cuál me ha gustado más de las dos. Protagonizada y narrada por por Alex en primera persona, tiene como escenario principal la capital hispalense, ciudad natal del autor: un escenario que termina calando de lleno en un lector, que se ve paseando por sus calles como un personaje más de una historia que te enreda en su tela de araña, está llena de guiños literarios, trampas y rizos. Y es que Navarro, fiel a su estilo, hace lo complejo sencillo y, de una forma directa, a través de capítulos cortos, llenos de diálogos y de acción, con las descripciones justas para mantener en todo momento el buen ritmo al que avanza la novela, pero con mucho mimo, hace un trazado de Sevilla cabo a rabo: su zona empresarial, los locales más exclusivos, garitos de moda y otros tantos lugares donde poder tapear, que ofrecen además de una trama extraordinaria y llena de emoción, el plus añadido de una guía gastronómica y de ocio de la ciudad.


De otra parte, no siempre en capítulos alternos, pero casi con la misma entidad que la historia principal vamos conociendo, a través de un narrador omnisciente, la novela dentro de la novela: la historia que escribe Alex Panelas, que aparece en cursiva; una historia que arranca en Colombia mucho tiempo atrás, en 1974, para después moverse en otros escenarios como Nueva York y Sevilla principalmente y que acaba convergiendo con la trama principal.


Mención especial merece la forma en la que se despliega la historia, muy al estilo de Dicker como ya os comentaba, pero con ese sello tan personal de este autor, que sabe como pocos manejar los hilos que mueven a los personajes y plasmar emociones en un papel: sin aditivos ni edulcorantes, tan crudas a veces y tan emotivas otras, como la vida misma. Y aunque a mí eso de las etiquetas no me gusta demasiado, a él lo veo como un autor muy de personajes. Sabe dibujarlos, humanizarlos, hacer que te enfrentes a algunos y te veas en un espejo. Y quizá por eso, sus historias duelen, porque están llenas de emoción y de cercanía. En esta ocasión serán tantas y tan buenas que será imposible adentrarse en ellas y no vibrar al compás de las mismas. A pesar de que me gustaría hablaros de varios personajes que me han robado el corazón, lo mejor, desde mi punto de vista, es ir a ciegas al encuentro de ellos. Volved y contarme, por favor, me encantaría comentarla con vosotros una vez leída.


Nunca sabrá quién fui es una novela redonda en la que nada es lo que parece. Una de esas historias de personajes tan vivos como inolvidables que, una vez empiezas, te quema en las manos. Ellos, con su carga de realidad y las imperfecciones que esta acarrea, reflejarán lo mejor y lo peor del ser humano y llenarán las horas de lectura de sospechas, dudas o traiciones; también de valentía, amor y generosidad en el más amplio sentido de la palabra. A mí me ha emocionado muchísimo y no puedo más que quitarme el sombrero y recomendaros su lectura. 


Esta semana leo #2-2021

11/1/21

Buenos lunes a todos. Feliz año. Espero que hayáis pasado unas buenas fiestas y no hayáis acabado enterrados en nieve. 

A partir de esta semana me he propuesto retomar la actividad del blog, que lleva prácticamente dos meses parado. Y es que, a veces, lo que se empieza con mucha ilusión termina pesando. Urge resolver otros asuntos y necesitaba un respiro: leer sin presiones y socializar un poco en el escaso tiempo libre que nos permite esta puñetera pandemia. Lo que sí tengo claro es que voy a introducir algunos cambios en el blog con la idea de hacer de este hobby algo más llevadero. Esta entrada, en la que os cuento mis planes lectores, no siempre la publicaré un lunes sino que, en función del ritmo que lleve y de cuando empiece lectura, podrá aparecer cualquier otro día. Respecto a las reseñas sí que trataré de publicar una semanalmente, también sin día fijo. Si caen dos en la semana ya me hago una ola yo sola.

Aclarado lo anterior, os cuento que esta semana comienzo con un thriller psicológico que viene de la mano de una autora que ya me conquistó con Cuídate de mí, su anterior trabajo, y que además está cosechando muy buenas críticas. Os hablo, por si no lo sabéis, de María Frisa y en esta ocasión mi lectura es El nido de la araña, su última novela.



También publicaré esta misma semana la reseña de Nunca sabrás quién fui de Salvador Navarro, una novela que ya os adelanto me ha encantado. 

Y, vosotros, ¿qué leéis?






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