MIS IMPRESIONES
A Marta Orriols la conocí con su anterior novela, Aprender a
hablar con las plantas, una historia sobre el duelo con la que me ganó por completo.
No había duda alguna de que leería cualquier nuevo trabajo suyo. Hoy os cuento
qué me ha parecido Dulce introducción al caos.
Marta y Dani llevan casi dos años juntos, poco más de un año
compartiendo techo y empastan a las mil maravillas. Él, guionista de profesión
y, como casi todos los jóvenes de hoy día, mal pagado, complementa sus ingresos
impartiendo clases de escritura. Ella, una gran profesional de la fotografía que
viaja constantemente y su sueño es conseguir que la trasladen a Berlín, una
ciudad con muchas más oportunidades de hacer carrera. Pero un acontecimiento inesperado
está a punto de hacer temblar los cimientos de su relación. Y es que Marta ha
descubierto que está embarazada, y no quiere tener ese hijo: un hijo con el que
Dani, huérfano de padre, necesita resarcir la soledad del niño que fue.
Un tema peliagudo el que nos propone en esta ocasión Marta
Orriols y que, como lo hiciera en su anterior novela, sirve de lanzadera para explorar
las relaciones de una pareja que se encuentra en la tesitura de anteponer o no su relación personal a la profesional: la individualidad y los anhelos de cada uno de sus
miembros por separado y la forma en que determinadas decisiones o sucesos
imprevistos afectan no solo al equilibrio de su día a día sino también su
futuro como pareja.
Por medio de una prosa bellísima, cuidada y llena de matices
se va abriendo paso esta historia sobre el caos que originan dos frases: Estoy
embarazada. No quiero seguir adelante. Con mucho mimo, la sutileza y empatía
que caracterizan las letras de esta autora que sabe vestirse con la piel de uno
y otro, Orriols, como una pintora de emociones, va dibujando su lienzo. El de un
Daniel que desde niño había proyectado su paternidad como una oportunidad de
equilibrar la balanza en su vida y devolver, casi más a sí mismo que a otros,
unos afectos que no tuvo. Pero también de una Marta presionada, que no puede
evitar sentirse mal porque, en definitiva, y aunque este es un tema de dos, la
última palabra la tiene ella; porque sabe que su decisión ha puesto en jaque su relación
de pareja y a la vez está convencida de que no es el momento: no se
encuentra preparada para ser madre, y necesita que Dani lo entienda.
Ambientada en Barcelona, con el telón de fondo de una sociedad
en la que impera la precariedad laboral, la brillantez profesional no implica nada
y la estabilidad de las nuevas generaciones pasa casi siempre por abrirse
camino más allá de nuestras fronteras, esta pareja, a través de un ejercicio de
introspección personal, que en algún momento me ha resultado un tanto
repetitivo, mermando puntualmente, desde mi punto de vista, la tensión
narrativa, habrá de enfrentarse a una difícil decisión al tiempo que trata, a veces
de la mano del otro y otras a solas, de llenar los vacíos, superar frustraciones
y decidir si las aspiraciones de uno y otro permiten hablar de un nosotros
futuro.
Marta Orriols nos hace cómplices de esos silencios incómodos,
esas conversaciones banales con las que tratan de rellenarlos dos entre los que
hasta ayer existía una complicidad compartida, y que tras la bomba, se encuentran al borde de
un precipicio que les obliga a reinventarse, a hacer balance de la relación: de
lo que tienen y de lo que quieren, con la esperanza de hallar el camino que les
conduzca hacia su felicidad. A mí su manera de hablarnos de los afectos, excepción
hecha de ese pero que he señalado, me ha vuelto a convencer y no tengo duda que
seguiré la pista de sus letras.