Pasados los cuarenta, la vida de Eliete es cualquier cosa menos extraordinaria. Sus hijas se han ido de casa, ahora sólo se comunica con ellas a través de una pantalla, y es más fácil saber de su marido a través de su actividad en Facebook que por los momentos que comparten. Su abuela acaba de ser diagnosticada con demencia y nadie salvo ella parece dispuesta a cuidar de la anciana. Hasta que, por sorpresa, conoce a alguien que la hará sentir como en una de las fotonovelas que leía en su juventud, y con ello volverá el latido, la corazonada de que algo excepcional también puede sucederle a ella.
Con Eliete, Dulce Maria Cardoso ha creado «una Madame Bovary en la era de Tinder» (Expresso), un personaje inolvidable y complejo, marcado por el deseo de vivir y su capacidad para reírse de todo, cuya aparentemente aburrida existencia sirve a la autora para recorrer el devenir de tres generaciones de una familia ante los profundos cambios sociales y políticos que ha traído consigo el siglo xxi.
Considerada «la escritora más importante de su generación» (Público), Cardoso ha entregado su novela más ambiciosa y universal, «una radiografía de la familia en nuestro tiempo y los desafíos a los que se enfrenta», según sus propias palabras.
MIS IMPRESIONES
Que la novela intimista va ganando hueco cada día entre mis lecturas es un hecho evidente para cualquiera de los que pasáis por el blog con cierta asiduidad. Quizá el tener mucho menos tiempo libre haya sido el factor desencadenante y es que puestos a elegir, cada vez más necesito historias que me remuevan y me hagan partícipe de otras vidas. Esta vez he pinchado.
Eliete tiene cuarenta y dos años y una vida de lo más anodina.
Sus dos hijas adolescentes están centradas en sus redes sociales, y para su
marido, que prefiere pasar las horas muertas con sus devaneos de Facebook, ella
se ha vuelto un ser invisible. Aún así, la mujer es de lo más voluntariosa y
comprometida, llegando al punto de ser la única persona que está dispuesta a cuidar
de su abuela paterna, que padece demencia senil. Pero la soledad es tremenda a
veces y, en un arrebato un poco loco, decide abrirse una cuenta en Tinder y dar
rienda suelta a sus fantasías.
Es curiosa la forma en que las redes sociales nos acercan a
los que están lejos y nos separan de los que tenemos cerca. Este, que es el
tema central de la novela, y los buenos comentarios de esta autora fueron el
gancho para decidirme a elegir esta lectura que, aunque tiene un fondo
interesante no ha logrado engancharme y, desde mi punto de vista, mucha parte
de culpa ha tenido el ritmo irregular de la misma y la forma en que está contada
una historia, que por momentos me ha parecido redundante.
Es una pena ese no lograr a veces entrar en una historia
que a priori prometía, porque la verdad sea dicha, la autora sí que ha sabido
reflejar de una forma totalmente veraz el retrato de tres generaciones y, sobre
todo, de la que podría ser una de las muchas familias de hoy día que ven cómo,
a medida que los hijos crecen y las obligaciones para con ellos van
disminuyendo, han de enfrentar problemas mayores porque la brecha de su
relación es insalvable: quizá la descuidaron por falta de tiempo, de ganas, por
la imposibilidad de llegar a todo o simplemente por desidia, pero cada vez con
más frecuencia, y en esa edad meseta de nuestras vidas, un buen día te das de
bruces en el sillón con un desconocido, y eso da mucho de pensar. Cada cual lo
resuelve de una forma, Eliete escoge Tinder como válvula de escape y la verdad
es que algunas risas me he echado con ella, aunque me hubiese gustado encontrar
más enjundia y a mis ojos se queda muy en la superficie.
Como veis, no siempre se acierta y a veces se pregunta una si es la novela o es el momento en que la leíste. Todo influye, pero la verdad es que a mí esta vez la
historia se me ha quedado muy cortita, porque a pesar del buen rapapolvo que le
pega la autora a las redes en general, y a las páginas de contactos en
particular, creo que en esa familia había mucho más donde rascar y no se ha
aprovechado el potencial que tenía. Pero claro, esta es mi opinión, ya me
contaréis vosotros si os atrevéis con ella.