Como una mañana cualquiera, Rachel deja a su hija en la parada del autobús. Pero una llamada de un número desconocido lo cambia todo: una mujer le informa que tiene a Kylie secuestrada y que, si quiere verla de nuevo, deberá seguir sus instrucciones al pie de la letra: primero, pagar un rescate; segundo, secuestrar a otro niño. Quien llama es también una madre cuyo hijo ha sido secuestrado, y si Rachel no cumple con las reglas, el niño morirá, y su hija también.
Rachel ya forma parte de La Cadena, un mecanismo que convierte a padres de familia en víctimas y a su vez en criminales, y que está haciendo a alguien muy rico en el proceso. Ella es una mujer corriente, pero en pocas horas los acontecimientos la llevarán hasta límites impensables y la obligarán a hacer algo terrible.
Los creadores de La Cadena saben que unos padres harán todo lo que está en sus manos por sus hijos. Pero no contaban con cruzarse en el camino de una mujer decidida, valiente y superviviente como Rachel. Porque, si alguien puede romperla, ésa es ella.
MIS IMPRESIONES
Un buen thriller es un bocado irresistible para mí y este
que se ha traducido en 40 países cuarenta países y va a ser llevado a la gran
pantalla, se presentaba como una de las novedades más apetitosas de la
temporada. Os cuento mis impresiones.
Todo es susceptible de empeorar. Lo dice una de las leyes de
Murphy y Rachel Klein lo comprueba cuando una mañana, de camino a una revisión
médica para el seguimiento de su cáncer, recibe una llamada que dará un giro de
360º a su ya de por sí compleja vida. Lo que oye al otro lado de la línea es de
locos. Una mujer dice haber secuestrado a Kylie, su hija de trece años. Si
quiere recuperarla sana y salva, Rachel debe hacer dos cosas: ingresar una
importante suma de dinero en una cuenta y, lo que es más demencial, secuestrar
a otro niño y repetir con los padres del mismo la misma operación de la que
ella está siendo víctima porque, desde ese momento, Rachel forma parte de la
cadena; y nadie puede romperla. De hacerlo, todas las víctimas caerán como
fichas de dominó: Kylie, la hija de Rachel, pero también el hijo de la mujer
que la ha llamado y que fue secuestrado antes. Y así sucesivamente.
Como podéis imaginar la historia no puede comenzar de manera
más prometedora. Y estresante porque, si nos paramos a pensarlo, la situación
es para volverse loca. Lo del rescate, pasa, pero convertirte de buenas a primeras
en una secuestradora es otro cantar. Pero el autor nos plantea ese dilema moral
y es difícil pronunciarse. Si supiésemos que la vida de nuestros hijos depende única
y exclusivamente de nosotros, ¿no lo haríamos? ¿Quién se la jugaría llamando a
la policía? Yo lo tengo claro. Y no tengo hijos. Vosotros, ya me diréis.
Adrian McKinty ha sabido crear plantear una situación
crítica y llena de tensión que, sin embargo y desde mi punto de vista, falla en
la ejecución. Y es que aunque no dejo de reconocer que la novela es muy
entretenida y las páginas vuelan entre la manos, un dato al que contribuye sin
lugar a dudas, la prosa tan sencilla y la tensión que genera el poner a unos padres contra las cuerdas en pos
de la libertad de sus hijos, resulta un tanto facilona en sus resoluciones, y
demasiados datos se han puesto sobre el mantel con una anticipación que hace
que el tramo final de la historia pierda fuelle.
Toda la acción transcurre en Plum Island, una pequeña isla
de Nueva York. Es fácil meterse en la piel de los personajes y aun así no me
han convencido en su conjunto quizá porque me ha dado la sensación de que mueve
en dos extremos: todo se complica y se resuelve con mucha rapidez. Lo que sí me
ha parecido interesante esa llamada de atención que hace el autor sobre la
exposición a la que sometemos nuestras vidas en las redes sociales, esa
ligereza con la que vertemos datos y más datos de nuestro día a día,
convirtiéndolas en un escaparate al que asisten todo tipo de espectadores.
La cadena , aunque creo que no se ha sabido sacar todo el potencial que tenía la trama, es una de esas
historias que proporcionan unas cuantas horas de puro entretenimiento. Una
novela que plantea un dilema moral a la vez que nos invita a reflexionar sobre temas
de máxima actualidad como nuestra presencia en el universo virtual y todo lo
que ello conlleva.