La sala de eventos culturales del CAC, Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, acogió el pasado jueves día 5 de abril la presentación de Un amor de Alejandro Palomas, novela con la que ha resultado ganador del Premio Nadal en esta anualidad de 2018. La presentación de Alejandro estuvo a cargo del escritor y profesor de escritura creativa Pedro Ramos.
En una presentación de lo más amena y distendida, comenzó Pedro felicitando a Alejandro por su reciente galardón y preguntándole cómo había tomado su familia este premio. Nos contó Alejandro que su familia no sabía siquiera que había presentado la novela y que se enteraron por la televisión, que lo han asumido con naturalidad, quizá porque el impacto inicial fue para ellas la publicación de Una madre, pero que ahora ya están acostumbradas.
Se habló también de las flores, tan presentes en las portadas de sus libros. Nos dijo Alejandro que para él tienen un significado muy especial porque su familia tenía una floristería, y esas flores están asociadas a su niñez, una etapa de su vida llena de felicidad.
También habló de cómo ha cambiado él a lo largo de los años, lo pronto que pasa el tiempo y cómo le parece mentira que ya tenga cincuenta años. Nos confesó que las redes sociales le han permitido interactuar con el lector y le están reportando muchas alegrías por esa conexión tan directa, algo que hace años era impensable para él. Como también era impensable que fuese capaz de rechazar, una y otra vez, un boceto de la portada de su libro si no le convencía.
Inevitablemente surgió el tema de cómo vivía el ese periodo de escritura, un momento que nos confesó es tan intenso, que lo sufre y lo disfruta dependiendo de los derroteros por los que discurre la novela: se aflige por momentos y se ríe con otros.
No cabe duda que la veteranía es un grado y Alejandro también nos confesó haber aprendido a aceptar las críticas sin afectarse por ello, porque, tal y como dice él: es imposible puede gustar a todos; un dato que demuestra su madurez como escritor.
Tras el turno de preguntas se pasó a la librería a la firma de ejemplares, volviendo a demostrar con cada uno de sus lectores su sencillez y su cercanía. Me quedo con su abrazo, las buenas sensaciones de sus novelas y esas dedicatorias suyas tan inigualables.