En los años 80, Oscar soñaba con cambiar el mundo, la única ambición de Jorge era el dinero, David solo necesitaba canciones y porros, a Blanca le preocupaba la ecología y Javi fantaseaba con ser un escritor de renombre.
Tres décadas después, la vida no se parecerá demasiado a lo que imaginaron en su juventud. Entre ellos se cruzarán el amor y la amistad, el sexo y la lealtad, las relaciones familiares y los fracasos, los secretos y las traiciones, las sombras de la madurez y la muerte.
Divertida, sentimental, irónica y tierna, Los viajeros de la Vía Láctea es una novela generacional que también habla de nosotros. Será difícil que el lector no acabe por encontrarse consigo mismo entre sus páginas.
Como las buenas canciones, las grandes preguntas de nuestra juventud nos acompañan para siempre
MIS IMPRESIONES
Nunca fuimos héroes me dejó con muchas ganas de volver a
leer a Fernando Benzo. Su nueva novela, Los viajeros de La Vía Láctea, me ha
permitido conocer a este autor en un registro muy diferente con el que he
quedado igual de satisfecha. Os cuento qué me ha parecido.
Los viajeros de la vía láctea nos cuenta el ayer y el hoy de
una pandilla de amigos que, llegados desde diferentes puntos de España,
recalaron en Madrid a mediados de los años ochenta para iniciar sus carreras
universitarias. Cuatro de ellos compartieron piso: Javi, Oscar, David y Jorge.
Esos jóvenes llenos de sueños son hoy personas maduras que están en la meseta
de unas vidas que, en ocasiones para bien y en otras no tanto, no fueron como
esperaban. Uno de ellos, Javi, que será la voz predominante en la novela y el
personaje que sirva de hilo conductor, echará la vista atrás para contarnos su
historia. Blanca le acompañará también con su relato en primera persona.
Con una prosa muy fluida y a golpe de canción, Fernando
Benzo nos adentra en una novela generacional que he disfrutado de lo
lindo. Y, aunque apta para cualquier público, considero disfrutarán en especial
los nacidos entre los años sesenta y primeros de los setenta. Es
imposible no zambullirte en ella y volver a vivir con este grupo de
amigos unos años llenos de alegría, ilusiones y fiestas en
los que la música lo inundaba todo y la vida se abría ante nosotros como un abanico
de infinitas posibilidades.
Los años de la movida madrileña, su música, sus escenarios y en
especial una fiesta que cambiará sus vidas en el icónico local de Malasaña, La
vía láctea, serán el epicentro de una novela que va y viene en el tiempo sin
ningún tipo de regla, pero centrándose en tres momentos clave en la vida de sus
protagonistas: sus años universitarios, casi una década después cuando sus caminos
se han encauzado y, por último, treinta años después, cuando están ya en la
cincuentena y de manera inevitable hacen balance de lo que ha sido su vida: sus
logros, sus aciertos, sus errores, los desengaños y el cansancio. Pero, como
bien dice el autor, no todos podíamos ser Maverick.
Los personajes son muy veraces y aunque Javi lleva la voz cantante, la
historia va saltando de uno a otro de manera que quedan
perfectamente dibujados. De todos ellos Blanca, que también nos contará parte
de la historia en primera persona me ha parecido un personaje de diez por su
honestidad a la hora no solo de contar sus secretos más íntimos sino también de
dibujar cómo lidiaron generaciones de chicas de provincias ese contraste entre
lo que se les había inculcado y la libertad que les ofrecía la
capital. Un elenco de personajes muy logrado a través del cual conoceremos de la idealización del amor, de las personas, de la culpa, la traición, la ambición y los sueños rotos.
Los viajeros de La vía láctea es una novela que no puedo
dejar de recomendaros. Una mirada nostálgica a esos primeros años de juventud, a los jóvenes que un día fuimos y en lo que la vida finalmente nos acaba convirtiendo. Todo ello al ritmo de buena música, con ciertas pinceladas de humor y otros momentos más emotivos que nos arañan un poquito por dentro en esa eterna búsqueda de la felicidad.
Nota: para el que esté interesado existe una playlist en
Spotify con la banda sonora de la novela. Enlace aquí.