Alicia y Matty se conocen en un pequeño pueblo del sur de los Estados Unidos, se enamoran, comienzan una vida juntos, tienen eso que algunos llaman éxito: una casa, una carrera, un buen trabajo, un buen coche. Ella ha dejado atrás a su familia, sus amigos, su vida en Euskadi y se ha lanzado a una intensa carrera universitaria, él ha alcanzado esa forma de felicidad estable que crean las rutinas. Pero poco a poco se irán desvelando las mentiras y perversiones que se esconden detrás de la vida perfecta, también las múltiples maneras en las que el amor se confunde con sus imposturas. Los personajes de esta novela se mueven en un mundo de soledades compartidas en el que la violencia y el abuso se disimulan en silencio y se producen en espacios supuestamente seguros como la propia casa o la universidad. Alicia intenta adaptarse, encontrar su hueco en este mundo y llevar una vida feliz con Matty, pero el precio que paga es demasiado alto. En la distancia entre la realidad y el deseo de Alicia van creciendo nuevas violencias, que quizá no siempre estallan en puñetazos pero que van colonizando su vida, desgastándola paulatinamente. Llega el día, sin embargo, en que Alicia no se reconoce en esa realidad y se atreve a cambiarla, asumiendo las consecuencias.
MIS IMPRESIONES
La recomendación de una bloguera amiga y una interesante sinopsis me llevaron a traerme de la librería esta segunda novela de Edurne Portela que, pese a todo, ha estado bastantes meses aguardando en el estante. Hoy os hablo de Formas de estar lejos.
Año 1997. Alicia es una joven de origen vasco que ha decidido dejar todo atrás para cursar su doctorado de Literatura Universal en Southville, una localidad del sur de los Estados Unidos. Ningún comienzo es fácil y la barrera del idioma es un escollo que parece atenuarse cuando conoce a Matty e inician una relación en la que todo se precipita con demasiada urgencia y no tardará en dar muestras de una toxicidad silenciosa.
Tras un prólogo realmente estremecedor, en el que conoceremos de antemano el desenlace de la historia, la autora consigue captar toda la atención de un lector lleno de inquietud por desentrañar qué ha ocurrido en la relación de Matty y Alicia para llegar a ese momento tan tenso con la que arranca la novela. Aunque a ese inicio tan angustioso le seguirá una historia de ritmo mucho más contenido, con ciertos valles, provocados en mi opinión por la inserción de cierta información innecesaria, la tensión se palpa en unos silencios que despiertan todo nuestro desasosiego e intranquilidad, y en los que más que leer hechos, intuimos.
Portela muestra un mosaico bastante acertado de lo que puede suponer para una persona extranjera asentarse en un pueblo sureño de los EE.UU. La ambientación espacio temporal (unos quince años en lo que a la vida de los protagonistas se refiere) que consigue es realmente buena y se nota que es conocedora del ambiente, consiguiendo recrear como conviven segregados en esta comunidad individuos de diferente origen racial: negros, hispanos, chinos, blancos…Sin embargo, por momentos, hubiese preferido que enmarcara la historia de una forma mas sucinta y se centrara más en lo que ocurría con Alicia y Matty, en esa erosión que se va produciendo en la pareja, porque el tema lo merecía y tenía suficiente garra como para no necesitar que se tocasen demasiados palos que, en ocasiones, lo único que han conseguido ha sido sacarme de la historia.
Southville es uno de esos lugares que hierve en verano, y en inverno condena a sus habitantes a largas jornadas de aislamiento. Un aislamiento que tiene mucho que ver con esta historia y con ese título. Porque a medida que las relaciones de pareja se tensan, se abre una brecha que va alejando a dos personas que habitan un mismo espacio. Ese silencio incómodo se va imponiendo y expandiendo en el seno del hogar y genera otro tipo de aislamiento mucho más escalofriante que el de la nieve exterior.
De eso nos habla Edurne Portela en su novela: de la toxicidad de ciertas relaciones, de las mochilas que arrastramos, de cómo el entorno, unas veces el familiar, otras el que nos rodea, va modelando el comportamiento, de esos actos que de forma aislada no son nada, pero que concatenados van cercando a las personas, aislándolas, coartándolas, privándolas de su propia identidad, obligándolas a impostar ante los demás y convirtiéndolas en seres que un buen día son incapaces de reconocerse frente al espejo. Y de la dificultad de reconocer los signos de esa violencia invisible y plantarles cara.
Compleja y dolorosa, aunque por desgracia más frecuente de lo que debiera es la historia que nos trae Edurne Portela. Una novela que, aunque no me ha parecido redonda, cuenta con una excelente ambientación y unos personajes llenos de claroscuros y toca un tema delicado e interesante, desde un punto de vista social, al que vosotros deberéis decidir si acercaos.
Compleja y dolorosa, con esos dos adjetivos me quedo. Sin duda, una novela que me gustaría, estoy segura
ResponderEliminarUn abrazo
Me gustó mucho, aunque no tanto como Mejor, la ausencia. Muchos besos.
ResponderEliminarLa tengo pendiente hace también bastantes meses. Los dos libros que he leído de la autora me han gustado mucho y espero que este también me guste a pesar de esos fallos que le achacas. Entiendo que, a pesar de ellos, no dejas de recomendar su lectura y que encontrar novelas redondas no es algo tan fácil.
ResponderEliminarUn beso.
Pues no te diré que no me tientas pero con la excusa de que no lo puedo comprar de momento ahí lo dejo, en el limbo de mi memoria por si en un futuro me animo.
ResponderEliminarBesos
Me gusta que tenga personajes complejos así que me lo apunto que no lo conocía.
ResponderEliminarBesos y gracias por la reseña.
Relaciones tóxicas e inadaptación, suena a complejidad y tensión argumental...¡Me gusta! 😂😁🥰💋
ResponderEliminarMe gusta lo que cuentas, lo dejo bien apuntado.
ResponderEliminarBesos.
Pese a que no sea una novela redonda, me has dejado con ganas de leerla.
ResponderEliminarBesotes!!!
Uffff, este género lo leo a cuentagotas y en estos momentos no tengo cuerpo ni ganas de ponerme con una historia asi, y ademas veo que no te ha convencido del todo. Besos
ResponderEliminarBuenaas!
ResponderEliminarParece un libro con una historia muy profunda ^^
Gracias por la reseña <3
En estos momentos no es precisamente lo que me apetece leer, me lo volveré a plantear más tarde. Besos
ResponderEliminarPues mira, aunque veo que es una novela que está gustando, creo que en estos momentos necesito otra temática, pero la tendré en cuenta para otra ocasión. Besos
ResponderEliminarEsta no es una novela para mi así que la dejo pasar. Besos
ResponderEliminarHola, no he leído nada de la autora y la verdad es que le tengo ganas, así que no me importaria empezar con este. Besinos
ResponderEliminarMe gusta que empiece con el desenlace y que se use la novela para desarrollar la historia. Me parece interesante también la trama de la que trata el libro, pero aún así hay algo que no me termina de convencer. De momento, creo que la dejo pasar.
ResponderEliminarUn saludo.
La tengo anotada, espero sacarle hueco y que no quede en el olvido
ResponderEliminarBesos
Buenos días:
ResponderEliminarHay novelas que aunque no nos parezcan "redondas", como dices, sus otras virtudes merecen darle una oportunidad. Por el momento no tengo este título previsto en mis lecturas, pero tras haberte leído no descarto hacerlo en un fututo próximo.
¡Muchas gracias por tu estupenda reseña! ¡Un abrazo!
Para lecturas muy duras no estoy en estos momentos pero no descarto leer algo de la autora cuando esto acabe. Confío en que sea pronto. Besos y cuídate.
ResponderEliminarEl año pasado leí las dos novelas de Edurne y fueron todo un descubrimiento. Me gustó más la otra: Mejor la ausencia.
ResponderEliminarBesos
Ya sabes que las novelas de este tipo me cuestan mucho por lo que, a pesar de lo que te ha gustado, creo que la dejaré pasar
ResponderEliminarBesos
Ahora mismo, complejo, doloroso y relaciones tóxicas van en un brazo de la balanza, los personajes y su relación en el otro. Creo que ahora mismo no estoy para leer una novela así.
ResponderEliminarBesos